RECORDANDO A ALBERTO DUQUE LÓPEZ

 

“¿Qué lee un escritor? En mi caso, leo de todo. Entre ello, cosas que muchos desprecian.

Me lo dijo un día el escritor barranquillero Alberto Duque López: "Disfrútate una buena película de acción o una novela de espionaje barato por igual. Si a alguien le gusta es porque tiene gancho. La misión es encontrarlo, aprender y divertirse"”

 Enrique Patiño

En Barranquilla, cuando se habla de cine y novela, se suele mencionar a la ligera la figura de Álvaro Cepeda Samudio, como una especie de pionero excelso, sin sucesores que tomaran el testigo. Eso no es del todo cierto. Pionero si lo fue, pero herederos, tuvo: Uno de los mas importantes, y menos recordados es Alberto Duque López (1943-2010).

Nacido en Barranquilla, en 1943, Alberto creció en una familia con muchas estrecheces económicas, (el padre era sastre) en el Cruce de Cuartel y Obando “por donde pasa un arroyo de miedo. La calle estaba sin pavimentar”. Comenzó a escribir desde joven, y una vez en uno de esos aguaceros se sentó frente a la maquina de escribir y escribió un breve comentario sobre la novela La piel de Curzio Malaparte, que envío al jefe de redacción del Diario del Caribe, Arnaldo Valencia Conto, que lo publicó a los 3 días. Varias publicaciones más de por medio, Arnaldo le presentaría al “Cabellón” Cepeda, quien lo contrataría para el periódico, haciendo que abandonara los estudios de derecho en Uniatlántico para siempre. Comenzó una carrera que lo llevo a ser ensayista, novelista, cuentista, crítico de cine, catedrático, periodista, presentador de cine en televisión y director de cortometrajes, entre muchas cosas.


Ramón Illán Bacca y Alberto Duque López en el periódico


Alberto Duque López


Su primera pasión, fue la literatura:
 Duque López recibió en 1968, gracias a Germán Vargas, y con apenas veinticinco años, el Premio Esso de novela por Mateo el flautista, o siendo preciso, Nueva historia de Mateo el flautista: según la versión de su hermano Juan Sebastián y las memorias de Ana Magdalena, escrita al amparo de los ejercicios de Rayuela de Julio Cortázar. Vendrían luego trabajos como la novela Mi revólver es más largo que el tuyo (título de una frase de Humphrey Bogart, con claras referencias fálicas), El pez en el espejo, Muriel, mi amor, o Alejandra.  Obras donde son recurrentes el cosmopolitismo, las referencias y técnicas de cine, las formulas de la novela policiaca, en donde se tratan asuntos de gentes sencillas, preocupadas por problemas comunes como el amor, el sexo y el aspecto físico, ubicados en las calles de los barrios pobres y de Puerto Colombia y Barranquilla.  En ellos va recobrando sueños, ensueños y remembranzas, a manera de flash-back, de distintos acontecimientos que van desde el asesinato de tres mujeres una noche de carnaval por un estudiante de Barranquilla (El pez en el espejo, inspirado en el crimen de las Khaled), hasta las memorias de Alejandra con la música del pianista al que hacen coro diez canarios enjaulados, (Alejandra)  o Alejandra  trabajando en el periódico a la madrugada, en la sala de redacción repleta de colillas, con el hombre gordo (Muriel, mi amor).

Ya residenciado en Bogotá, Alberto dejaría de lado la literatura, y se concentraría en la crítica de cine, donde se convertiría en una de las referencias obligadas en este campo. Bien conocida su predilección por el neorrealismo italiano, el cine negro francés y al final de su vida, su entusiasmo por la Saga de la Guerra de las Galaxias. Incursionaría en la producción y dirección de cine con los cortometrajes Sebastián y Paloma, que ganó un premio India Catalina. Habitual del festival de cine de Cartagena, son famosas las entrevistas que hizo a Sydney Pollack, Arnold Schwarznegger, Woody Allen, y Marlon Brando, del cual escribió un ensayo titulado: Marlon Brando: Escándalo y mito, publicado en el 2004, a la muerte del actor. Su último trabajo sería Ni siquiera la lluvia (2008) sobre la obra de uno de sus grandes amores literarios, Ernest Hemingway.

Alberto murió en Bogotá el 28 de junio de 2010. Sus amigos recordaron su gran pasión por el cine, pero todas las notas citaron de pasada su obra novelística, que debe mucho a su vida en Barranquilla, que está en mora de reconocer su legado.

 

Las fotos están tomadas de:

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