LA MERITOCRACIA Y LA JACTANCIA

Tuve un compañero de colegio que habitualmente se encontraba a punto de perder el año. Tenía a su padre en la asociación de padres de familia, y eso, imagino que le ayudo a que no perdiera mas años de los  que perdió. En quinto de bachillerato, ni las conexiones familiares lo pudieron salvar. Le perdí el contacto, hasta que mis  antiguos compañeros de curso me contaron en un chat de whatsapp que estaba de concejal en Valledupar, donde era uno de los políticos mas poderosos de la ciudad. Bastante eficaz en su trabajo, según me dijeron.

Con las constantes noticias del Brexit en los periódicos, siento algo de compasión por la Primera ministra, la Sra. May; parece salir de un problema para entrar a otro; alguna vez leí que ella nunca había tomado una decisión correcta en su vida. En política, al menos en su caso, es imposible no estar de acuerdo, al menos en parte, con esa afirmación. Lo otro es que me parece en la política británica de hoy es que NINGÚN  líder político puede tomar una decisión correcta:  el Brexit fue una manifestación de la incompetencia y ceguera de David Cameron, que al darse cuenta de la caja de Pandora que abrió, optó por hacer mutis por el foro, dejando el lío armado a la Sra. May, que cada día se equivoca; gracias a la sorprendente incompetencia de los dos últimos primeros ministros tories, las próximas elecciones podrían resultar en un gobierno laborista, liderado por Jeremy Corbyn, un hombre que ha admirado a Hugo Chávez por haberle recordado, aunque no precisamente a la gente de Venezuela, “lo que pueden hacer los gobiernos por los pobres y el logro de la justicia social.”

El presidente Duque parece honrado y con buena intención, pero a veces no dejo de pensar que eso no es suficiente para gobernar. Duque, al final, parece un político incompetente, que, como la Sra. May, no toma la decisión correcta en ningún tema. 

El mundo parece estar lleno de personas mediocres que llegan a altos cargos, sin mostrar una capacidad aparente de talento. Quizás una de las razones de ello es que tal vez insistimos en la "selección desinteresada" por mérito, no por nepotismos o conexiones, que son tan discriminatorias si se quiere ver así.



Es horrible hablar de esto, pero creo que en ocasiones la meritocracia ha fallado de forma lamentable: Una elección por voto popular, no deja de ser un ejemplo de meritocracia. Para los que eligieron a Duque, este era el mejor de los candidatos que había en contienda, y por ello fue elegido; opinión de la cual yo disiento, no porque vea incompetencia en Duque, sino porque Marta Lucía Ramírez, u Ordoñez me parecían muy superiores en su la comprensión de que hacer por el país, que “el candidato que dijo Uribe”; al margen de sus ideas ellos tenían una idea de país y como manejarlo, así no compartiéramos ese manejo. Duque, por desgracia, no.  Fue una aparente meritocracia, pero no.

Imagine que usted decide desarrollar una selección por méritos; establece un plan para hacerlo; no solo debe ser justo, sino además parecerlo. Debe formalizarse.  ¿Qué tal una encuesta cuyos resultados no se conozcan, y los maneje alguien independiente y no manipulable? Suena bien, pero hay un inconveniente: los encuestados no conocen, o no saben mucho de los aspirantes. Al final, escogerán por razones irracionales (simpatía, belleza, carisma) por encima de las razones practicas (experiencia, conocimiento, programas). Los candidatos también lo saben: Responderán generalidades, frases para la galería: “No subiré los impuestos”. “Dinero para la educación”, "Reducir la desigualdad", etc. Al final, eso no es seleccionar al mas hábil; es la manera de encontrar gente simpática.

En cambio, el conocimiento personal le da a quien elige, un conocimiento real del empleado en potencia. Ya conoce las habilidades y el carácter de la persona, y se selecciona al que cree es el mejor. Obviamente, esto tiene inconvenientes: En política, esto es realizado por los partidos, y puede ser profundamente antidemocrática, cerrada, corrupta o prejuiciada. Pero ningún método está exento de inconvenientes, y al final esta selección no es infalible, pero al menos creo que es más acertada, o induce a menos errores.  Al final, a Nicolás Gómez Dávila no le falta razón, cuando dice que: "Entre mas grande un país, mas mediocres sus dirigentes porque son elegidos por mas gente".

Otra cosa que parece importante para triunfar en estos tiempos es jactarse de lo que se hace: La Sra. May sobrevive a la censura de sus compañeros y se jacta de tener la autoridad ilimitada, viaja a Bruselas (Y se jacta de ello) para defender los mejores intereses de los británicos, o señala que el acuerdo sobre el Brexit es el mejor. Mi amigo concejal se jacta de las tareas que hace, como si fuera a cambiar de forma radical la vida de sus votantes; envía cada tanto imágenes de reuniones con lideres sociales “para escuchar las necesidades del pueblo que lo eligió”, coloca fotos de sus entrevistas o cartas con diferentes funcionarios para expresarle su preocupación sobre A o B tema, etc, etc. Con las redes sociales, la jactancia ha crecido de forma exponencial: debes ser grandioso, no modesto. A todos nos toca ser hoy versiones edulcoradas del Barón de Munchausen.

Me pregunto cuanto pierde el mundo por creer que la meritocracia y la jactancia es la respuesta a los grandes temas de hoy.



Imágenes tomadas de internet





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