LLAMADOS A LA FAMA

 


Soy un fanático de las redes sociales. Pregunte por las más conocidas, de seguro tengo una. Mas de una vez me he preguntado la razón de tener tantas. Quizá es una situación de incomunicación mía, y un esfuerzo deliberado por entender a mis semejantes. He fracasado. Si los entendiera mejor, quizás compartiría sus intereses.

Tengo Instagram, pero no otra cosa de moda que se llama Tik-Tok. Recientemente me llego por las historias de Instagram, una serie de vídeos de una modelo local llamada Andrea Valdiri. Según entendí, es madre soltera de una niña, trabaja de modelo, se siente “bendecida y afortunada” por su vida, y ahora, embarazada de nuevo, al parecer terminó con el padre del bebe que viene en camino, y  hoy  nos muestra el desarrollo de su embarazo con bailes  y vestidos de baños. Quizá no hubiera llamado tanto mi atención, si un grupo de compañeras de la oficina no hubieran comentado, y mostrado el vídeo donde al parecer tenía una discusión con el padre del bebe, sacando los trapos al sol de la relación.

Mi pregunta es ¿Qué hace la Valdiri para vivir? En principio, ser modelo. O ser "bendecida y afortunada". Que esté permanentemente mostrando su vida privada, y la atención que ello produce, la convierte ademas en algo que se llama “influencer”, lo que eso sea; “líder de opinión” es la otra forma de decirlo,  según entiendo. Parece que por ser influencer, recibe un pago, si por ejemplo menciona o usa un producto y eso -al parecer- ayuda a las ventas.

¿Puede tal mención realmente influir en las personas para que las copien? Dado que el mundo del comercio es testarudo y no se desprendería del dinero a menos que se obtenga alguna ventaja comercial, debo suponer que existe evidencia confiable, o al menos plausible, de que los influencers realmente influyen. Al final, como leí en alguna parte: “Se que el 50 % de lo que me gasto en publicidad es dinero perdido, el inconveniente es que no sé cual es ese 50 %” dijo una vez un gerente, reconociendo su ignorancia, pero aceptando que la publicidad, al final, sirve.

Entonces debemos aceptar que la Valdiri (o Kendall Jenner, o las Kardashian) de alguna forma influyen sobre el público, y logran que las ventas del producto publicitado aumenten. Ahora que lo pienso, no es nada nuevo: El famoseo es una cultura en España: los famosos cobran por asistir a inauguraciones, premieres, vestir o publicitar en revistas del corazón y en la televisión. Así que lo primero que hay que reconocer es que los influenciadores han existido desde hace mucho de alguna manera. Tal vez desde la aparición de la publicidad de masas como la conocemos, desde finales del Siglo XIX

Al final entonces, la pregunta hay que cambiarla ¿Qué tipo de persona está influenciada para comprar una determinada marca de algo simplemente porque ha visto en Instagram a la Valdiri usar o consumir esa marca? ¿Puede la superficialidad ser más profunda?


Andrea Valdiri y su hija (Fuente: www.lafm.com.co) 

Igualmente misteriosa es atención que se presta a las opiniones de los famosos, en temas  de moda como por ejemplo las protestas sociales que llevan más de un mes en Colombia. Digo prestar atención a la opinión dada, o protestar porque la celebridad no dice nada que el grueso público pide. No sé, el hecho que se le preste atención es desalentador. Si hablan, lo que dicen consiste principalmente en clichés, y cuando se alejan de la línea ortodoxa del partido de los buenistas y bien pensantes, se les ataca en redes con una ferocidad cercana al linchamiento. De allí que las que elijan hablar, lo harán en línea con la del doctrina del partido, o hablarán de temas genéricos como el calentamiento global o de situaciones alejadas de su realidad diaria, como por ejemplo el conflicto árabe-israelí. Al final su celebridad es bien frágil. Siempre hay un trino del cual arrepentirse, que te sacarán 12 años después para cuestionarte.

El culto a las celebridades es algo misterioso para mí. La sociedad esta ávida de tener modelos a seguir, de ejemplos a continuar, pero muchos buscan la celebridad, solo por buscar la celebridad. Son Erostratos modernos. La fama por si misma es suficiente para ello. Lo que creo que nadie esperaba es la gran cantidad de gente que desea ser famosa, solo por serlo. Democratización de medios.

Los famosos que son famosos por ser famosos deben tener alguna leve cualidad que los distinga de los demás; pero la cualidad que distingue a tales celebridades no debe ser del tipo que esté completamente más allá del rango de posibilidades para la audiencia, como por ejemplo la física cuántica. La celebridad debe ser tal que, fundamentalmente, sea uno de nosotros, la gran masa de mediocridades. De hecho, una celebridad podría haber sido yo, si las cosas hubieran sido un poco diferentes. La celebridad moderna es, pues, la pantalla en la que se proyectan los sueños masivos.

¿Cuándo empezó el culto? Como ocurre con la mayoría de los fenómenos sociales o culturales, es imposible dar una fecha de origen precisa. Claramente, la celebridad más allá de un estrecho círculo de conocidos requiere medios de comunicación a distancia. También requiere una concentración de población. Estas condiciones se desarrollan gradualmente, no todas a la vez, pero ahora se cumplen como nunca en la historia.

Donde la celebridad es más deseada y prevaleciente, se le unirán personas con cada vez menos logros. La hermana de Valdiri es famosa por eso, por ser la hermana de la Valdiri. No se si ella lo busque. Al final, ser completamente desconocido se convierte en una humillación o un signo de fracaso; la celebridad es el único garante del valor personal. Ser conocido por nada de importancia es infinitamente mejor que no ser conocido en absoluto.

Desde antes del internet, ha aumentado exponencialmente el número de personas que dejan de existir para sí mismas ante la ausencia de audiencia, y que se valoran por el tamaño de su audiencia. Esperan, por medio de una lógica falsa, que, imitando a los famosos, ellos mismos se volverán famosos y, por tanto, más reales e importantes, e influyentes. Al final no se dan cuenta que solo son transmisores de su propia mediocridad, la de todos nosotros de alguna forma. Algunos ganarán dinero; la mayoría solo gastará su energía en ello. Como yo, al escribir estas líneas que leerán 4 gatos.

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