KITSCH DE AUTOESTIMA


Siempre son tiempos curiosos.Por un lado, creo que nunca hemos sido tan sensibles a lo que dice la gente como lo somos hoy; no tenemos las emociones a flor de piel, sino la piel tan sensible, de tal  modo que lo inocuo nos parece tan corrosivo como el ácido sulfúrico. De otro lado, nunca hemos estado tan dispuestos a insultar a otros e incluso a amenazarlos con nuestras palabras. Odiamos a personas que nunca hemos conocido y de las que no sabemos nada, excepto su opinión sobre un solo tema que han expresado en una web o un blog. Nada como leer los comentarios en las noticias en los periódicos: En medio del albañal de vulgaridades, el  odio, el resentimiento y el insulto. El insulto se ha convertido en la forma más alta de discusión, y gana aquel cuyos insultos son los más crudos, o mas bien, los insultos que requieran el aplauso de la multitud furiosa.

Se hace viral un vídeo donde una mujer insulta a Juan Manuel Santos, y se oyen voces que critican la bajeza de la mujer en su opinión, al recurrir al insulto. Quienes la defienden, dicen que solo estaba expresando una opinión, tan respetable, como cualquier otra. La forma y el fondo. El punto es que ambas importan. El patriotismo no es tal vez hoy lo mejor, pero importa. Miren la interminable discusión entre Grecia y Macedonia por  el nombre del segundo. 25 años de un conflicto sin resolverse por un nombre. Para ambas naciones, un asunto de honor. Las formas importan, y mucho. El insulto, al final, es solo forma. Vemos insulto en todas las cosas.

Todo es causa de conflicto: ventilamos nuestras diferencias en publico, acusamos sin pruebas,o-lo que es mas importante-presentamos nuestras pruebas, obviando el hecho que el "otro" (aquel del que no estamos dispuestos a ponernos en los zapatos de otro) también tiene su historia. Al final, quien presente las pruebas mas emocionales, mas a la moda, para el aplauso de la multitud, ganara; nueva versión del circo romano. Detrás de todo eso, nuestro ego, o como dicen los psicólogos, la autoestima.

Quizá la autoestima es buena, pero también tiene su lado malo: Por ella nos  atrevemos a dar nuestra opinión, descalificando la de los expertos que han estudiado el tema toda la vida: "es la mía, y es valiosa, y por tanto tan válida como la suya". Otra de mis frases de autoestima favorita de moda es: "Viven ajenos a la realidad"  No, no es así: lo absurdo salta a la vista. Al final, se degrada la discusión, y todo termina en pelotera; pero entre mas aplauso recibimos, mas felices quedamos. 


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