LAS PALABRAS DEL MINISTRO CARRASQUILLA

Extrañeza e indignación han producido las declaraciones del Minhacienda Alberto Carrasquilla, al señalar que gran parte de la solución de Electricaribe pasa por un aumento de las tarifas. Ante la evidente mala calidad del servicio (Quien esto escribe, tuvo que soportar un apagón de 36 horas, y eso que paga una puntual una factura muy alta) la reacción de la sociedad costeña fue de indignación y furia. Una reacción normal: No tiene sentido pagar mas por un servicio para obtener mejoras, cuando lo esperado es que se pague después de las mejoras. Las redes sociales hicieron fiesta: Quienes no votaron por el nuevo gobierno, señalaron, entre divertidos y revanchistas, la rabia de los que llamaban "pobres uribistas" ante tan sorprendentes declaraciones.

Quizá el ministro Carrasquilla no sea un gran comunicador, y hasta sea un insensible economista que ve el mundo en términos de dinero. Pero la realidad es que es un actor muy importante en la solución del problema llamado Electricaribe; un problema, ya que la realidad, es demasiado compleja para pasar la solución  por un aumento de tarifas. Si eso fuera, hasta vaya y pase. Pero no.

En términos capitalistas, un monopolio, sea estatal o privado es una aberración. El capitalismo, pese a sus innumerables defectos, considera la competencia fundamental para la actividad económica; a la vez sirve de progreso y control. Electricaribe es en esencia, un monopolio: brinda servicios públicos de energía a la población. Las razones de su existencia no vienen al caso. Como servicio publico, es un derecho; como negocio, es un monopolio y los monopolios, públicos o privados deben ser rentables, a menos que se renuncie a esa rentabilidad. La realidad ha mostrado que Electricaribe es un caso digno de estudio. Como monopolio publico o privado, ha demostrado que no es un negocio rentable, pese a los deseos  de los operadores de hacer dinero. En otras palabras, el modelo de negocio planteado con la energía en la Costa Atlántica no funciona. 

Juan Gossain escribió  hace 4 años una reveladora crónica donde señalo que la crisis eléctrica parte de una serie de factores que concurren en la región: la informalidad, la pobreza extrema, el desgreño administrativo, el robo de energía,los incumplimientos del gobierno, la falta de mantenimiento de la red eléctrica, la elevada deuda de alcaldías y gobernaciones, la cultura del no pago, la corrupción. Un cóctel explosivo. 


Al final ha faltado gobierno, autoridad y dinero para poner a funcionar adecuadamente el servicio. El pleito entre Gas Natural y el estado se volvió un asunto de dinero: el gobierno reclamo acciones, Gas Natural acepto, siempre que se le entregara lo adeudado; el gobierno Santos y su ministro Cardenas acepto dar una parte, pero al final cometieron un estupro económico: Prometió girar recursos, y  no cumplieron, ante necesidades seguramente mas urgentes. Ante los compromisos incumplidos, y la negativa de Gas Natural a actuar, el gobierno tomo el control y procedió a administrar la empresa. Se giraron algunos dineros, surgió una demanda internacional de incierto resultado. Para el ciudadano de a pie no hubo muchos cambios.

El ministro Carrasquilla, se encontró con un chicharrón  y una crisis que pasa por privatizar la empresa, pero antes se debe mejorar los indices de calidad, para que sea interesante para particulares. ¿Como se logra eso? Con dinero. Segunda pregunta: ¿De donde sale el dinero?

Esa respuesta la tiene que dar el ministro Carrasquilla. Ante semejante caso de cuadratura del círculo, el ministro dio una respuesta muy razonable: No hay plata, y si no hay impuestos, hay que subir tarifas. La realidad es que para mejorar el servicio, poner "bonita" a Electricaribe, se requiere una inyección de dinero, y el cuento que venga un privado salvador es una ilusión: Nadie va a participar en una privatización , sino tiene una idea real de como va a recuperar su inversión. Mas en un entorno signado por el fraude, la deficiente infraestructura, la informalidad y una estricta regulación, con pobres indicadores de pago.

El ministro Carrasquilla, tiene -ya lo dijimos- un chicharrón monumental, que no va a dejar contento a nadie. Pero la realidad, desagradable o no, es que no le falta razón. De algún lado debe salir el dinero. Incluso si se cambia el modelo de servicio.

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