Querido Orson




No importa la memoria, ni el mito, sino lo que recuerdo

Me perdonas la confianza en el trato, pero siento que te conozco desde hace mucho tiempo, y has formado de alguna manera parte de mi educación sentimental, que hoy en el día de tu cumpleaños número 100, me creo con el derecho de tratarte con confianza.
Leo hoy elogiosas notas sobre tu arte, y reseñas sobre tu vida: Los puntillosos historiadores señalan como a los 23 años, tu emisión radiofónica de La Guerra de los Mundos, aterrorizó la Costa este de los Estados Unidos.  Como Hollywood te contrató para realizar varias películas con plena libertad artística, y tu primer trabajo lleno de asombro, sorpresa y furia a los Grandes estudios. Siempre que leo que tu Ciudadano Kane es considerada la mejor película jamás filmada, me deja pensando, si en verdad lo es.  Yo solo la he visto una vez, con motivo de los 50 años, en Cine (Por cierto, Orson, la televisión se presta tan mal para ti, no te hace justicia, no muestra la grandiosidad de tu arte) y para qué negarlo, fue una experiencia única, ver un filme de 50 años, como si fuera una cinta filmada ayer.  En fin, lo que quiero decirte es que tu Ciudadano, si no es la mejor película que se ha hecho, es quizá una de las que más derechos tiene para reclamar ese título.
Pero volviendo a tu obra, tú mismo lo expresaste: Comencé en la Cima en Hollywood, y el resto de mi obra fue ir en bajada.  De allí vinieron la elaborada Los Magnificentes Amberson, versión de una olvidada novela de Booth Tarkington sobre la decadencia de una familia del medio-este (Que creo tiene ciertas referencias familiares para ti) que fue mutilada por los grandes estudios y tu terminaste renegando del resultado. Pero aun así, que esplendido resultado. También te  dedicaste a actuar, y nos brindaste el increíble Harry Lime de El Tercer hombre,  a quien creen muerto, y a la hora de la película hace su aparición, en uno de los momentos más famosos  del cine
Vinieron luego La Dama de Shangai, donde un enloquecido Michael OHara (Tu) anda detrás de Elsa (Rita Hayworth, tu amante y luego esposa),con el final de los espejos, tan copiado por muchos directores, entre ellos Woody Allen y sobre todo otro de tus grandes trabajos: Sed de Mal, donde demuestras tu enorme talento para obtener calidad de actores tan limitados como Janet Leigh o Charlton Heston (Como lo lograste antes con Joseph Cotten, en Ciudadano y Los Amberson: Cotten nunca igualo la calidad de esas actuaciones en trabajos posteriores)




Pero Orson, podría seguir, ahí está la confusa Mr Arkadin, o la asfixiante El Proceso, donde vuelves a demostrar que eras capaz de obtener talento de actores muy limitados, como en este caso Anthony Perkins.
Apreciado Sr Welles, yo creo que en el fondo tú eras un huérfano que amaba el teatro, y que el cine o la radio, fueron la forma más fácil de ganarse la vida. Dirigiste el Mercury Theatre, algunos de cuyos actores llevaste al cine: Contigo trabajo John Houseman, el profesor Kingsfield de la serie Paper Chase, o Agnes Moorehead, aun lejos de la detestable Endora de la Serie Hechizada. Sin olvidar a Joseph Cotten y Everett Sloane, entre otros.
Amabas el teatro, y soñaste ser Shakespeare, de allí que hayas llevado al cine cuatro obras de él: Nos dejaste un Macbeth muy desigual, una versión para mi gusto demasiado sombría de Otelo,  una versión para TV de El Mercader de Venecia, y sobre todo la serie sobre Falstaff, titulada Campanadas a Medianoche. Quisiste ser Shakespeare, y tal vez no pudiste o no te dejaron. Pero que espléndido fracaso nos dejaste.
Orson, 100 años no son nada. Recuerdo escenas de tu trabajo, y no dejo de conmoverme: Ahí está, Kane destrozando el cuarto cuando la mujer lo deja, o las escenas finales de los vidrios en La Dama de Shangai, o la destrucción de Hank Quinlan en Sed de mal. Sin contar el Jocoso Falstaff, o Harry Lime, y el rostro de Anthony Perkins en El Proceso.
Muchos te amamos: En el biopic Ed Wood,  Ed Wood se encuentra contigo en un bar, el peor director del mundo, con tal vez el mejor. Tienen una conversación donde despotrican de los productores, los estudios y las limitaciones de presupuesto. Al final, le dices: Chico, el cine es lo mejor de todo, y vale el sacrificio.
Así es Orson, el cine es lo mejor de todo. Y tú eres, posiblemente, lo mejor del cine. 100 años no es nada. Feliz cumpleaños, Mr Welles.

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