MALIGNA TRIVIALIDAD

Trabajar de ajustador de seguros es estar una ventana a la deshonestidad humana. Buena parte de las reclamaciones de seguros son fraudulentas, y el tasador al final debe decidir si lo que dices es cierto (que puede serlo) pero a la vez honesto (que puede no serlo). Me explico: puede ser que me hayan golpeado el carro (cierto), pero en la factura haya oculto arreglos que no son por causa del golpe (falso y deshonesto). 

Una de las cosas que me llama la atención es cuando muere un ídolo deportivo, es la propensión de la gente a señalar que tenia pies de barro. ¿Murió Kobe Bryant? Una tragedia, pero recuerda que engañó a su mujer con un transexual. ¿Murió Maradona? Se lo busco, por su vida de excesos, además era un hombre violento con las mujeres, amigo de dictadores como Maduro, Chávez, o Fidel. Pero la gente olvida algo: Yo puedo ser amigo de Fidel, violento con las mujeres, borracho y drogadicto, pero nadie me conoce. O mas bien, poca gente. La gente conoce a Maradona por lo que hizo, y más allá de del juicio de valor deportivo, hizo y mucho. Lo suficiente para que los amantes del futbol lo amaran hasta considerarlo un “D10s”. 

Quizás mucha gente esta dominada por su vanidad (hasta yo) por decir algo. Como no pueden decir algo bueno que destaque, ya que los elogios son mayoría, se refugian en una malignidad sin motivo, es decir, una malignidad por el puro placer de ser maligno.


Quizás no debería haberme sorprendido realmente. La malignidad por sí misma, por el placer de abatir a alguien, está bien dentro de mí experiencia con los demás. Conozco gente con la que he trabajado, cuyo mayor placer es la destrucción de la reputación de los que lo rodean, señalando sus “supuestos errores”, y al final de sus carreras. ¿Y qué es, después de todo, el placer de ser chismoso, como una forma atenuada de malignidad sin motivo? Cuando cotilleamos, no suele ser para elogiar a las personas, sino para difamarlas, aunque disimulamos el placer que sentimos al hacerlo con protestas de reproche y propósito moral. 
Al final, pienso yo, que la generosidad esta poco repartida, pero la malignidad y la envidia nacen silvestres a nuestro alrededor. Eso lo sabemos, pero nos damos cuenta cuando alguien muere.


Imagen tomada de internet gracias al Dios Google.

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