TIEMPO DE CATÁSTROFES Y ECONOMÍA VUDÚ


No sé si han dado cuenta, pero el mundo se ha llenado de profetas de futuras catástrofes. Nada mas placentero, que ver caer al otro. Para muestra, la risa que nos produce alguien cuando se tropieza y cae. Para el placer, el profeta; en su fibra más íntima, siempre le será placentero decir: “Vieron, se los dije. Acerté”. Escoja el tema que quiera: Puede ser mundial: El auge del populismo: Nada como leer columnas de periódicos europeos para advertir que los políticos fueron ciegos frente a lo que se vinieron. ¿Qué tal hablar del calentamiento global? Es un tema perfecto, vamos hacia un desastre si no reducimos nuestra dependencia a los combustibles y reducimos nuestra huella de carbono. El mundo sufrirá cambios, la mitad de las especies se extinguirán, los polos se derretirán, las ciudades costeras desaparecerán, cataclismos vendrán. Son herederos del productor de televisión Irwin Allen: En los años 70 del siglo pasado fueron muy populares sus películas sobre desastres. Claro que Allen, imaginaba solo que los excesos del hombre en la tecnología conducían al desastre. Títulos como Infierno en la torre, o La Aventura del Poseidón son ejemplos de su arte.

Puede ser local: Para eso tenemos Hidroituango, la contaminación de los ríos, o el permiso para pruebas de Fracking en Colombia. Como profetas del desastre, leemos y escuchamos como la ceguera de la sociedad nos conduce a la destrucción. Eso sin contar las desgracias que traerá las “erradas” (Leer: las que no compartimos) políticas del gobierno de turno y sus decisiones: La tiranía, la opresión, la pobreza. Hay para escoger.

Yo tengo mi favorita: El colapso económico del sistema financiero mundial. Cada vez que leo temas económicos concluyo que está a la vuelta de la esquina. Consuelo: con la crisis se restaurará la justicia y todos recibiremos los beneficios que nos han arrebatado los perversos economistas neoliberales que según el informe de OXFAM INTERNATIONAL han enriquecido a 26 millonarios frente a 3800 millones de personas, y que además concluye que “El abismo que aumenta entre ricos y pobres penaliza la lucha contra la pobreza, perjudica la economía y alimenta la rabia en el mundo”.

Titulares, frases apocalípticas, vendedoras, bien pensantes, políticamente correctas, pero, sobre todo, deliberadamente sesgadas. Si alguien quiere leer una respuesta a estos titulares le recomiendo esta columna de  Thierry Ways donde se pone en contexto el estudio.


Como sea, predecir catástrofes y esperar su llegada es placentero. Salvo si podemos sentir que a nosotros nos pasara algo en lo anunciado. Eso me sucede a mí, al leer una serie de revistas mensuales especializadas en temas económicos. He notado que la publicación mensual no es precisamente una invitación al optimismo, lo cual entiendo, porque nada mas peligroso en temas económicos que las decisiones irreflexivas. Sin embargo, no dejo de percibir en sus textos que pese a las cifras, estamos a la vuelta de un desastre económico, aunque la realidad y las cifras actuales lo desmientan: Por ejemplo, si los números de la economía norteamericana  señala que esta crece, tiene pleno empleo, los columnistas nos recuerdan que en realidad está a un paso del desastre: Es insostenible en el tiempo, es una burbuja, se espera una corrección, y tiempos duros; si la economía china crece un punto menos de lo que debe crecer, eso es evidencia que la economía mundial va a sufrir el coletazo, y nos esperan años de privaciones. Un caso mas local: En Colombia hay consenso que es necesario aumentar el recaudo, para reducir la desigualdad, o al menos nivelar las cuentas públicas. La economía crece ayudada por el consumo, y nuestras exportaciones; sin embargo, no es suficiente, si no se soluciona la crisis de la salud, la bomba pensional, se reduce la corrupción; el desastre este pues a la vista. Las responsabilidades son variadas, pero pareciera que para los economistas la economía mundial esta manejado por expertos en “Economía vudú” (1).  Los expertos prometen cosas contrarias, y los economistas se encargan de recordar las contradicciones, y se deleitan en ello,

Los economistas, al final son herederos de Jose, quien interpreto el sueño del faraón de 7 años de prosperidad, seguidos de 7 años de ajustes.  Pero se concentran en los ajustes, lo negativo. O quienes ven ídolos con pies de barro. Claro que los economistas, hoy parecen que han reducido los años: Ya no son 7 años, estamos a dos días del desastre.

El truco, al final, es escoger la fecha correcta para entrar en pánico, porque un día la predicción será correcta, y ocurrirá un desastre financiero. El Armagedón mundial que se llevara nuestra riqueza por delante, por derrochadores, voraces e irresponsables y no hacer caso a las advertencias. Mientras llega ese día, la vida sigue su camino mediocre, ni satisfactoria ni insatisfactoria, se pagan cuentas, se llega a fin de mes, se sobrevive, al lado del volcán económico en el que estamos.  Mientras tanto, debo ir a trabajar, pagar las cuentas, atender a mi familia. Solo puedo contemplar y esperar que el desastre ocurra; será placentero si no me toca.

(1)  La frase Economía Vudú fue acuñada por Bush Padre, al criticar la política económica de Ronald Reagan: Este quería bajar los impuestos, aumentar el gasto, y reducir el déficit fiscal. Es decir, si entendí bien, ganar menos, gastar más, y reducir las deudas. ¿Es eso posible?





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