LECTURAS VAGAS No 11: La Casa de la Belleza de Melba Escobar

Mi abuela era todo un personaje (Hablo de ella en singular, porque solo conocí una abuela, la otra murió antes que yo naciera)  que solía a las 5 de la tarde, tomarse dos Whiskies, que le soltaban la lengua, contaba muchas historias y frases inolvidables:  “La gente decente no sale en los periódicos, eso se le deja a los artistas, los delincuentes y los políticos”, y una que repetía cuando veía a alguien subir socialmente: “Desde que el mundo es mundo, la belleza y el poder lo han tenido a sus pies”. Recordé esta frase, al terminar la lectura de La Casa de la Belleza, la última novela de Melba Escobar.  Algunas cosas no han cambiado en casi 70 años, o más bien, como dijo el sobrino del Príncipe de Salina, han cambiado para que las cosas sigan igual, fue la conclusión que llegue al finalizar la novela. Pero en general, en la sociedad colombiana, eso que el poder para los hombres, y la belleza para las mujeres como elemento de ascenso sigue teniendo validez.
La Casa de la belleza es una peluquería donde convergen mujeres de diverso origen social, con objetivos diversos, que con el tiempo se van deformando: Karen Valdés, el hilo central de la historia, es una esteticista cartagenera que llega al lugar en busca de un mejor porvenir para ella y para su hijo,  y Claire, una mujer independiente hija de europeo y colombiana, que regresa al país, en busca de una serie de respuestas para su vida, que cree que quizá pueda hallar en sus raíces. Ellas son el eje central de una historia que comienza a enredarse: Como muchas otras mujeres trabajadoras, Karen, una muchacha con ideas primarias, educada en un Universo machista sin hombres: “Acostarse con un hombre con condón era recibir trato de prostituta. Si hay amor no hay condón”, llega a Bogotá, y se estrella contra una realidad de una ciudad dispuesta a tragársela, el clasismo de cierto sector de la sociedad (Representado de manera magnifica por la dueña del lugar, quien al entrevistar a Karen, más que experiencia, le pide ver sus manos, esas manos que van a estar en contacto con los poderosos, y todo aquello que representa la belleza, mientras le recita las instrucciones básicas de comportarse con ellos, que se resumen en ser un mueble bonito mientras trabajas), la permanente lucha entre lo que es ella, una morena cartagenera de “pelo malo” y la estética social de la belleza, esa que exige trajes caros y de marcas, horas de gimnasio y cuerpos voluptuosos, y  una sociedad que rechaza el envejecer:  Esta la muchacha que pide una depilación para la noche con el novio, la modelo de cuerpo perfecto, ofendida porque se llama igual que la manicurista, o Mercedes, la esposa de un conocido autor de obras de autoayuda, que ha sido abandonada por una mujer más joven, y busca recuperar su vida, y claro, Claire, que sin sentido y propósito llega a la Casa de la Belleza, en busca de respuestas vitales que no halla en una Bogotá que no reconoce.
En la historia hay un posible asesinato, una violación, y una defraudación al estado, lo que le sirve a la autora para exponer el clasismo, la corrupción de la clase alta, el statu quo de una sociedad aun anclada en los privilegios, la cual,  pese  a que muchos nos indignamos de ella, no hacemos nada por cambiarlo. (Por ejemplo la respuesta tan cruel de Eduardo, que se muestra: "Ahora no me vengas con mamertadas, Lucia", y el silencio de esta) Es fácil sentirse representado por Claire, la observadora de este mundo, que odia, pero del cual todos hacemos parte, a pesar de la conciencia que decimos tener.


Algunos críticos han agrupado la obra bajo el género de la novela negra; pienso que esa es una definición errada: Si bien hay varios asesinatos, un paseo millonario, y robos, con referencias a diversos delitos de gran impacto mediático,  Melba ha escrito una obra que busca hacer un retrato de la sociedad colombiana, y el papel de las mujeres en esta, a través de un grupo de ellas: Vemos la hipocresía social, los valores superficiales de una élite banal, los ladrones de cuello blanco, la toma de la justicia por parte de un grupo que se vende al mejor postor, en una fotografía de la cual es posible identificar a los personajes: Pueden ser nuestros vecinos, los que salen en TV o nosotros mismos.
La autora busca cubrir varias historias a la vez, pero no logra cerrar o desarrollar bien alguno de los relatos que se exponen; de hecho, la misma autora reconoce que en un momento en el relato llego a un callejón sin salida, y se vio en la necesidad de matar un personaje, abriendo nuevas líneas narrativas: ese tal vez es el gran defecto del  libro, la sensación que la historia permitía desarrollar algunos hilos con más detalle, como si la autora hubiera tenido prisa en terminar el relato. Pero una idea central, la obsesión por la belleza de la mujer como elemento de triunfo (y tragedia) en la machista sociedad colombiana, esta excelentemente desarrollada. Melba nos brinda una elocuente fotografía de la Colombia de hoy.

MELBA ESCOBAR – La casa de la Belleza- 2015.


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