FU MANCHU EPÍTOME Y CONCRECIÓN DEL PELIGRO AMARILLO
Boris Karloff como el Dr. Fu Manchu (1932)
El narrador de Rohmer, y su
héroe, si héroe es la palabra más apropiada
para supuestamente describir al hombre más perverso del mundo, son
doctores. El narrador es el Dr. Petrie, y el héroe es el Dr. Fu Manchu. El
primero es un médico general con práctica muy escasa (quizá porque pasa la mitad
de su tiempo persiguiendo al héroe criminal, de hecho) algo ingenuo, que es
ayudado por inglés de clase alta llamado Nayland Smith, con la ayuda o sin ella
del gobierno británico, a frustrar los planes y proyectos del Dr. Fu Manchu,
una figura sombría de gran inteligencia
que tiene la intención de dominar el mundo en nombre de China. Petrie toma nota de los eventos a la manera del Dr. Watson para su
posterior publicación. De hecho es evidente los paralelos entre Petrie y
Watson, Smith y Holmes (Nayland es alto, ascético, inteligente y fuma pipa), y
Fu Manchu y el Profesor Moriarty, que es difícil no creer que Sax Rohmer copió
algunas de las técnicas creadas por Conan Doyle.
Christopher Lee en el Regreso de Fu Manchu (1965)
No se crea sin embargo, que
Rohmer se limitaba a repetir una fórmula de éxito. Quería ser leído, y durante
muchos años lo logró. Sin embargo, el juicio del tiempo ha sido duro con el:
Mientras Conan Doyle es un genio, Sax Rohmer es una mediocridad. Sus libros hoy
son indigestas caricaturas que han envejecido cruelmente. Para escribir este
texto me leí El diabólico doctor Fu Manchu, y lo tuve que dejar por la mitad. De todas
formas, Rohmer, junto forma parte de un
grupo del cual forman parte Edgar Rice
Burroghs, Conan Doyle, o Bram Stoker, que son mucho menos conocidos que los personajes
que crearon.
El Dr. Fu Manchu es un genio
criminal chino que odia occidente y la raza blanca. Las razones de ese odio no
son conocidas Se dice que es miembro de la familia imperial china, viste como mandarín
chino, tiene la cabeza rapada con
coleta, ojos felinos y es dueño de una gran inteligencia. Parece estar dotado
de medios económicos ilimitados, tiene grupos de guerreros, ninjas, esbirros y
sectas orientales a su servicio. Pero el fuerte del Dr. es la medicina: Conoce
los secretos de la medicina oriental, y en alguna parte de los relatos se
indica que estudio en cuatro universidades de occidente. Sus logros médicos no
eran convencionales: Tiene un gran conocimiento de venenos y bien entrenados
animales asesinos, algunos genéticamente modificados: escorpiones venenosos, ratas cantonesas, babuinos etíopes, ciempiés de la India, etc.
Warner Oland en el Regreso de Fu Manchu (1929)
Pero aunque tiene estas armas,
junto con una astucia feroz, un gran cerebro y planes grandiosos de dominación
(Uno de ellos poner a un títere suyo como presidente de los Estados
Unidos) parece incapaz de matar al
aburrido Dr. Petrie cuando lo tiene enfrente; este siempre escapa 80 o 90 páginas
después ayudado por Nayland Smith. Por su parte, el Dr. Petrie es incapaz de
asesinar a Fu Manchu aun si lo tuviera enfrente desarmado y amarrado.
Rohmer probablemente influyo en
George Orwell para crear la sala 101 de 1984, donde otro Smith (Winston en este caso) se enfrenta
a ratas hambrientas con una jaula atada al rostro; la escena parece tomada de
un relato donde el Dr. Petrie debe matar a Nayland Smith para evitar ser comido
vivo por un grupo de ratas cantonesas – la más voraz del mundo- según Fu
Manchu. Sobra decir que escapan. Vivos.
Al final, el Dr. Fu Manchu,
aunque hoy se vea como una caricatura de los orientales, es un reflejo
literario del temor de occidente hacia los pueblos orientales. Los occidentales
reclaman para sí la pureza, frente a lo viejo, lo decadente e incluso la
enfermedad que representa el amarillo.
Los chinos, en particular, para los europeos, son retorcidos y
traicioneros. En el pasado se les representó
de manera perversa con personajes como Fu Manchu, y su imaginario, ayudo a
dictar leyes que restringían la inmigración oriental por temor a contaminar la
sociedad que los recibía. Después de la guerra, fue la mala fama de los productos japoneses
o coreanos, y por último el creciente temor a China y su economía. Un miedo que el elefante de la Casa Blanca
azuza de nuevo, prometiendo defender a su pueblo, como un Nayland Smith
barrigón. El peligro amarillo se llama hoy China, el Fu Manchu de hoy.
Imágenes tomadas de Google.
Comentarios