VIOLENCIA VEGANA
Las leyes contra la apología del terrorismo
han comenzado a ser usadas en el conflicto entre animalistas y no animalistas.
En marzo, una activista vegana francesa fue condenada a siete meses de prisión
suspendida, por haber escrito en su Facebook “¿Así que os choca que un asesino se haga matar por un terrorista? Pues a
mí no, siento compasión cero por él, hay en ello una cierta justicia“en
referencia al asesinato de un carnicero en un atentado terrorista. Pero eso no
ha reducido la hostilidad: el pasado 25 de junio de 2018 el
Espectador reprodujo una nota donde los carniceros y piden protección frente a
los actos de grupos veganos radicales: Han atacado y roto los vidrios de las
carnicerías o las han rociado con pintura de color sangre. En las áreas en
las que se han producido estos ataques, se dice que los carniceros viven en un
estado temor permanente.
En un artículo en el periódico Le
Figaro (1), un estudioso de las relaciones entre el hombre y los
animales, el antropólogo Jean-Pierre Digard, sugirió que existe una relación
significativa entre el veganismo y la violencia. A primera vista, esto puede
parecer bastante sorprendente, incluso contradictorio, ya que los veganos
obviamente están en contra de matar a las criaturas sintientes a menos que sea en
defensa propia, y por lo tanto se puede suponer que son gentiles e inofensivos. Pero los hombres rara vez son completamente conscientes cuando sus
emociones están comprometidas; extremistas antiaborto,
llegaron a asesinar a médicos que tenían clínicas de aborto.
En su libro Animalism is an
Anti-Humanism (una referencia al libro de Sartre El existencialismo
es un humanismo ), Digard intenta explicar el ascenso, hasta ahora
inexorable, del movimiento por los derechos de los animales. Una razón importante, dice, es
la ausencia de cualquier contacto entre la gran mayoría de la humanidad y los
animales, a excepción de los animales que se mantienen como mascotas y que son
cada vez más antropomorfizados por sus dueños. El movimiento por los derechos de los animales es un fenómeno
puramente urbano, principalmente de personas que no tienen contacto o
conocimiento diario de vacas, cerdos u ovejas, como lo hacen los que se dedican
a la cría de animales, y que de lo contrario no les importaría demasiado. El único modelo que la mayoría de la gente tiene ahora de las
relaciones con los animales es el que tienen con su gato o perro, y lo usan
como modelo o plantilla para lo que creen que deberían ser todas las relaciones
con los animales. Las diferencias, pues, tienden a diluirse.
Por lo tanto, si no hay una diferencia
esencial entre el hombre y los animales, comer pescado o conejos es una forma
de canibalismo. Y dado que el canibalismo es incorrecto, comer pescado o conejos
es incorrecto.
En su artículo en Le Figaro,
(1) Digard llamó la atención sobre la
tendencia en el mundo moderno a que los movimientos se vuelvan cada vez más
extremos, para aumentar y extender sus demandas, y así justificar conductas
cada vez más drásticas para lograr el fin. La creencia de que los animales
deben ser bien tratados (¿y quién podría estar en contra de eso?) Se convierte
en vegetarianismo y luego en veganismo, que progresa a fobias extremas, como la fobia al
gluten.
Aquí cabe pues una pregunta: ¿por qué
la tendencia al extremismo, que no está, por supuesto, presente en todos surge? El
profesor Digard señala que:
“La idea de la "liberación
animal" en nombre del antiespecismo fue
popularizada por el libro del filósofo Peter Singer Liberación animal, publicado en 1975,
fecha que marca el verdadero inicio del movimiento animalista. A partir de este
momento, esta ideología se propagó en un contexto de ignorancia creciente
de los animales y su cría. Efectivamente, los animalistas no conocen a los
animales; peor aún, no los aman (según confesó el propio Singer), sino no
reclamarían la "liberación" de animales domésticos que viven en
simbiosis con los humanos desde hace más de diez mil años.” (2)
En
mi opinión, las creencias fanáticas a menudo resultan en un comportamiento
agresivo, son sintomáticas del declive de las creencias religiosas, para los
cuales terminan siendo un sustituto. Un amigo mío, alma bendita que Dios tenga
en su gloria, lo vi asistiendo con devoción a la Iglesia en una etapa de su
vida, después de un pasado comunista, marxista y ateo. Le pregunte que paso y
me dijo “Cambie de Iglesia”. No por
nada a ese amigo le decían el Sabio. Imagino
que si no se tienen convicciones fuertes, y falta de sentido o propósito, cuando
se esta libre de la precariedad de sobrevivir día a día, se toma la causas que
consideramos verosímil y valiosa. Defender los niños del abuso sexual infantil,
el #Metoo, o el movimiento animalista. La
fe, al final, usa a los conversos. Esto no es una defensa per se, de la religión:
Pero si te enseñan durante siglos que “no matar, no robar, no mentir” es malo, bajo la amenaza de un castigo, cuando dejas de creer en ello, con que lo reemplazas? Al final, encontraras algo, no siempre la creencia mas afortunada.
En
su entrevista el profesor Digard es un provocador al señalar:
“Y, yendo más lejos todavía,
con el riesgo de parecer un provocador, la tauromaquia me parece más
respetuosa con la naturaleza del toro español que el tratamiento que ciertas
personas infligen a sus animales de compañía, a los que tratan como sustitutos
de hijos o de un cónyuge. Por todo esto, el pensamiento animalista
contradice los fundamentos del humanismo desde el momento en que, acusando
a la especie humana de todos los males, su antiespecismo se transforma en
especismo antihumano.” (2)
Las
convicciones adoptadas para dar un sentido de propósito deben, al menos
inicialmente, tener una apariencia de verosimilitud. Es perfectamente
plausible que los animales criados para alimentar a la humanidad sean
maltratados en grandes cantidades. Nadie que haya visitado una granja de
pollos para consumo puede permanecer totalmente inalterado, y sin duda preferimos
evitar nuestra mirada; elegimos no saber, pero al elegir, demostramos que sí sabemos. Desde una percepción correcta, aunque parcial,
sin embargo, se puede sacar cualquier conclusión incorrecta. El deseo de
un sentido de propósito a menudo precede a la elección del propósito.
Me
fueron muy útiles estos textos para la elaboración de este articulo
Comentarios