VISIONES DESDE UN RINCÓN DE COLOMBIA O UNA HISTORIA DE D.


Me he puesto tantas caretas que ya no se ni quien soy….


Creo que mi relación con el Facebook es un tanto ambivalente. Según la ultima vez que vi, tengo 345 amigos, y cerca de 370 solicitudes de amistad que no he respondido. No he respondido por varias razones: la primera, es cierto, es un grupo de gente que conozco, pero con la que siento que no tengo nada en común. No se trata de algo personal, ni siquiera desprecio. Simplemente, que ellos usan el FB para otras cosas que a mi no me interesan.  Mi Facebook así suene vanidoso, es un lugar donde espero que la gente piense. Comparto textos que me gustan, cosas que me parecen bien argumentadas, curiosidades históricas, libros que he leído y comentado. Como todos, tengo mis opiniones políticas, que amigos míos califican de derecha. Prefiero verme como un Tory anticuado, en el sentido británico del término, aquel que sabe que el mundo cambia, pero hay algunas cosas que son dignas de conservarse, por encima de las modas del mundo. No espero que la gente que este en mi Facebook comparta mis ideas políticas, es mas, prefiero que me contradigan, y argumenten; en pocas palabras que me hagan pensar. Creo ser tolerante, y eso se refleja en los comentarios: en pocas ocasiones he sido insultado o agredido. “Respeta para que te respeten” me dijo mi abuelo, idea que considero sagrada y digna de conservar.

De ahí he conocido gente maravillosa, de la que he aprendido y desarrollado un pensamiento que creo propio. Una gran amiga mía se sorprendió cuando le dije que en mi grupo hay exparas, exmiembros de la Juco, y desmovilizados. Ella, que es para mí modelo de amplitud de ideas y tiene todo mi respeto, me dijo: “Niño, me has dejado como una señora con casa de esquina en la plaza del pueblo”.  Una de esas personas es una amiga, que vive en un rincón de Colombia, y trabaja en temas sociales. Digo un rincón de Colombia, porque para llegar a una capital de departamento debe viajar 6 horas por trochas que cada tanto se interrumpen por las lluvias; a esa persona la llamaremos D.

D. es desmovilizada, escritora en formación permanente, autora de textos soberbios, y poemas, que, en mi opinión, requieren mucho trabajo aún. También es mujer, esposa y madre. Trabaja en una entidad que administra el proceso de desmovilizados y reincorporados y por esta razón hace un año vive en una de las antiguas zonas veredales, ahora llamadas Espacios Territoriales para la Capacitación y la Reincorporación. La conocí, porque escribió algún texto que me gusto; le escribí, me respondió, me mando invitación, la acepte.  Me mostró después un libro de poemas; para ser franco, no me gustaron, se lo dije. Se rió, acepto algunos comentarios puntuales y no me creyó lo demás.  Hoy anda en proceso de editar su volumen de poesía. Buena suerte con ello.

Al ser desmovilizada, D es vehemente en sus opiniones políticas, que son de izquierda. Eso le ha causado muchas dificultades. Cada tanto la bloquean en FB por su vehemencia, la insultan recordándole su pasado, y le han recomendado que se calle. Se que también ha visto como personas que ve como progresistas, siempre le recuerdan su pasado guerrillero. La entiendo. Ella necesita “Perdón y olvido”. La sociedad le da perdón, pero no quiere olvidar, en el sentido de pasar página. Alguna vez pregunto si votaríamos por el movimiento político de las FARC. Todos fueron muy dignos: Si, que participen, pero no, no votaríamos por esos delincuentes. Yo fui unos de los pocos que dije que Si, si sus ideas me convencieran, porque si queremos pasar página, debemos dejar eso atrás. Se que le dolieron mucho las expresiones de gente cuya opinión ella aprecia; pero se mordió los labios y siguió su vida. Una vida que es difícil: Tiene un hijo con deficiencias cognitivas, por el que dejo la guerrilla, junto con su compañero, y todos los días debe viajar un par de horas ida y vuelta a trabajar. “Mi hijo es mi razón de vivir, por el es que estoy en esta lucha, junto con mi pareja”.
Ella sabe – se lo he dicho- que carece de humor. Su respuesta fue “He vivido años en la guerra, aprendí a desconfiar de cada palabra; apenas ahora es que estoy bajando la desconfianza”

 No comparto muchas de sus ideas, por muchas razones y ella lo sabe; también ella respeta las mías, aunque no las comparta, por muchas razones; pero también sabe, como le dije que, al renunciar a la lucha armada, tiene derecho a un espacio y un lugar para expresar sus opiniones sin que la maten, y por ello tiene todo mi apoyo. “Ay Samu” (así me dice) “te lo agradezco, pero no sabes lo difícil que es todo esto, aca a la zona ya empezaron a llegarnos amenazas y anónimos”. Y me mando la foto que les comparto;



Me quede frío, y le pregunte:
- ¿Sabes quiénes son?
-Que importa, BACRIM, disidencias, grupos de limpieza social. Cuando has vivido la guerra solo tienes un adversario: el enemigo.
-¿Qué vas a hacer?
-No sé, quizá irme del país, aunque no quiero. Tengo gente en la ONU que me conoce, si esto se complica quizás me puedan sacar del país. Yo lo único que quiero, es un futuro para mi hijo. En eso soy muy sensible. Mira, tu y yo nos mantenemos en contacto por las redes, no nos conocemos, y quizá no sepas mi situación. Ademas de  las amenazas diarias, en las redes me atacan, me dicen asesina, guerrillera, resentida, ardida; me bloquean cada rato, hacen comentarios crueles y veladas amenazas, y a veces dudo de las buena intenciones de la gente que dice ser mi amiga. Eso a veces es mucho para mi y mi marido. Mira, uno de los muertos de Soacha tenia deficiencias cognitivas, por eso me patean que digan tan frívolamente la frase "seguramente no estaban recogiendo café". Mi hijo es un niño de 8 años, pero tiene la mente de un niño de 5. Quizá dentro de mí, soy desconfiada, me puse caretas por años, y ahora que me las quito, me pregunto si la gente aun las tiene.
- D, esto no debe ser así.
-Si Samu, pero esto es lo que hay. Yo seré una arrastrada, pero mi hijo es lo mejor de mi y a veces soy muy susceptible con su condición. Me escapé a criarlo porque de otra manera él no hubiera sobrevivido; con todo y las dificultades, el sigue siendo lo mejor que me ha pasado nunca.

Cuando termine de hablar con ella, me quede pensando frente al computador. Nuestras conversaciones son por Messenger, y las releí varias veces, antes de decidirme a escribir este texto. Ya no veo Facebook igual. Tanta vanidad junta, tanta sabiduría tallada en mármol, tanta verdad revelada, me suena hoy tan superficial. Tantas preguntas intelectuales que nos hacemos, tanto hablar de autoridad, apoyo y perdón, tanta ayuda que solicitamos, y cuantas circunstancias desconocemos.  Juzgamos sin tener en cuenta lo último. Condenamos a la hoguera, sin ponernos en los zapatos del otro. Al final, la vieja frase “Nadie sabe la sed con la que otro bebe”. D., mis respetos, eres de esos tantos héroes que caminan por nuestras calles sin saberlo.





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