UNA LECTURA DE LAS TRAVESÍAS DE GILMER MESA
¡Tú qué sabes de Dios en estas tierras!.
(De la película Los hermanos del Hierro)
Parece ser que el oficio de escribir de Gilmer
Mesa es en esencia, recordar. Con La Cuadra (2016) hizo una descripción de su vida en
Aranjuez (Medellín) a finales de los 80, donde a partir de una fotografía,
relata la vida de un grupo de jóvenes sin futuro, abrumados por la pobreza, el tedio, y
el desaliento, que adoptan la violencia y el dinero fácil como salida. Una de las
características del libro, era el uso de un lenguaje cuidado con la oralidad propia
de la calle, cargado de una gran melancolía por los que ya no están. En Las Travesías (2021) vuelve esta forma de lenguaje.
Si en La Cuadra fue una fotografía el detonante, aquí son los relatos de familia de su abuela los que
dieron origen a las apretadas 431 páginas del libro. En este caso, las historias
comienzan con el bisabuelo Cruz María García, un antiguo soldado de las
guerrillas liberales que deserta para buscar “una propiedad con que tapar
sus huesos cuando muriera”. Como señala Mesa, Cruz María no tiene pasado y
parece haber nacido de la guerra, lo cual es una primera señal de uno de los elementos
mas importantes del relato: la violencia en Colombia, que campea a lo largo de del
texto, y que será determinador de la historia de los descendientes de Cruz
María con sus dos mujeres, las hermanas Mercedes y Carmela. Una violencia que cambia
de nombre, pero no de razón ni horrores: puede llamarse bandoleros, guerrilla,
chusmeros, narcotráfico, paramilitares, todos buscan lo mismo: la posesión de
la tierra y el cobro de viejas deudas
“hay gente a la que le sirve gobernar un
cementerio, siempre y cuando será propio”
En 7 capítulos y un epílogo, cada uno de los
cuales esta centrado en algunos personajes de la familia, asistimos a una
historia de horrores que generan nuevas violencias, que van desdibujando la
violencia inicial hasta hacerla perder su razón original: Si la tierra es
importante al inicio del relato, dos generaciones mas tarde será la venganza el
determinador central. Hasta hacer de la tierra un cementerio.
Cruz María es un hombre atado a sus dos familias
y a su tierra; sin quererlo o sin buscarlo, dentro de sus dos familias esta un
germen de resentimiento que con el tiempo pasará factura a sus descendientes,
lo que, aunado a sus tropelías pasadas, perseguirá a su familia. Una mezcla de silencios, venganzas rumiadas
por años, resentimientos ciertos o imaginados que serán el fósforo para detonar
la violencia que está en el aire. Una hija intentará asesinar a su esposo, otra
será cruelmente asesinada, dos hijos se matarán entre ellos, una de sus mujeres
enloquecerá, y los nietos pelearan en diferentes bandos, y ocurrirán muertes
misteriosas, que llevaran a los sobrevivientes a emigrar a las ciudades, para formar
parte de las comunas, barriadas y villas miserias de las periferias, huyendo de
su pasado. Pero como describe Mesa, si en los pueblos, aún en medio de todo las
personas conservaban su esperanza, aferrados a la tierra, (“Para un
campesino la tierra es todo”) en las ciudades hay una violencia sin futuro.
Pero eso es otra historia.
Es una obra difícil de leer, de párrafos largos
y en ocasiones apocalípticos, en un tono que mezcla elementos bíblicos con reflexiones elaboradas, de una prosa elegante y variado lenguaje sin
concesiones para el lector. Mesa es prolijo en la descripción de los horrores
generados por la violencia: hombres mutilados, cortes de franela, violaciones grupales,
brutales ejecuciones en público, etc., lo cual puede por momentos asquear.
Capítulo aparte merece la violencia ejercida contra la mujer: Los hombres, con
excepción de Fidel, enamorado de su esposa, son verdaderos sádicos con ellas, indiferentes
a sus deseos, y reducidas a un rol secundario. Pero son principalmente las mujeres dominadas
por una hybris casi irracional las que cultivaran el odio en sus parientes para que en el futuro
cobren venganza de las vejaciones sufridas.
Muy acertadamente hay quienes han señalado que Colombia
es un país de violencia, pero que esta violencia tiene muchas formas. Por ejemplo,
en algunos los relatos de la violencia en el Valle, la lucha tiene un componente
político que es fundamental en el relato; aquí en cambio el tema político se
difumina, y el rencor y el resentimiento son centrales. Los personajes del
relato además están atados a un concepto de familia que esta ausente de otros
relatos de la violencia: llegarán hasta el sacrificio por ella, por buscarle un
mejor futuro a los que quedan: Carolina con Crucito, Abraham con Ismael, por
señalar algunos casos.
En el epílogo Mesa señala:
“no sé que quiero encontrar, tal vez un origen,
tal vez un destino, o al menos entender el porqué de tanto dolor gratuito
inflingido a tanta gente, porque no me basta con la codicia como único motor de
la debacle, tiene que haber algo mas profundo y más sórdido que engendra el
odio entre iguales, entre parientes, que crea rabias y maldades antiguas e
intensas que enseñaron a destruir antes que a construir”
La respuesta a esta pregunta no es fácil. Pero
esta novela es un extraordinario intento de ello. Un texto excepcional.
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Imagen del archivo del autor
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