EL GURÚ MODERNO
Estaba leyendo El mandril de Madame Blavatsky, de Peter Washington cuando escuché por primera vez de Adam
Neumann. No leo mucho sobre negocios o multimillonarios, así que no sabía nada
de él antes. Pero por lo que leí, es un “emprendedor” israelí que creo
una empresa de mucho éxito, y al final, como Steve Jobs en Apple, había sido
despedido de la empresa que fundo. Pero con el escándalo causado por su despido, sentí
que Neumann es un gurú moderno, de los tiempos de hoy.
Al
parecer, la idea de Neumann, nada original por lo que entendí, es alquilar espacio
de oficina a personas que no pueden – o no quieren- pagar oficinas permanentes.
Una buena idea, que no era suya, pero que tuvo la habilidad de convertir en un
negocio que valía según él, $ 47.000.000.000, antes de su salida a la bolsa.
Neumann al parecer, era un extraordinario vendedor, capaz de convencer a
inversionistas de lo bueno de su negocio, y lograr que ellos inviertan en él.
En medio del entusiasmo y frenesí que produjo, al parecer llevo un estilo de
vida lujoso: Tenia avión privado (de la empresa), una vida de viajes y fiestas.
Todo ello, a nombre del negocio que promocionaba. Las críticas a su despilfarro,
y la viabilidad del negocio, antes de su salida a bolsa, causaron su despido de
la empresa que ayudo a crear.
¿Conclusión
de todo esto? Supongo que el mundo moderno tiene un nuevo camino hacia el éxito:
Ser una persona fantástica, desarrollar una idea de algo que la gente quiere,
que puede venderse con ganancias, y muy, muy importante tener la capacidad de lograr
que los inversores y las personas en general se despojen de su dinero para
invertir en un negocio que promete ser exitoso.
Vender
una idea no es algo nuevo. Muchos inventores en el pasado lograron convencer a
inversionistas o bancos de la viabilidad de su negocio, mediante demostraciones
y presentaciones públicas. Pero ¿cómo convences, en estos tiempos de internet,
de la viabilidad de un negocio tipo Facebook o Wework donde no hay algo
tangible? La respuesta es, siendo una especie de gurús exitosos.
Los gurús
actúan de una forma capaz de embaucar crédulos. Sus ojos brillan, hacen gestos,
se expresan de forma apasionada, o si es necesario, de forma tranquila. Visten
de manera distintiva: El caso de Neumann su cabellera larga, sin peinar, su
estilo de vida, su facilidad de expresión conquistaba crédulos. No creen,
saben que su negocio es una buena idea. Que convenzan a un grupo de
personas susceptibles, puede ser; pero no se entiende como los inversionistas,
que tienen mucho de banqueros, se dejaron embaucar por sus encantos, o mas
bien, por sus artimañas. Usando una analogía fuerte, son parásitos en busca de
nuestro dinero.
El gurú
moderno no son delincuentes directos, para empezar. Si engañan, en gran medida
se engañan a si mismos. En el camino pueden aparecer delitos mas conocidos:
estafa, uso indebido de recursos, depredación sexual, ya que se creen inmunes a
cualquier acusación.
No
estoy diciendo que Neumann o personajes similares son delincuentes. Simplemente
no entiendo como empresas que no han obtenido ganancias, pueden valorarse mas
que aquellas que las producen sin falta. Obviamente entiendo que las compañías ofrecen
un futuro brillante a sus inversores, pero a veces, esto no suele llegar como
esperamos. Mi única experiencia con inversiones fueron unas acciones de
Ecopetrol, que no han recuperado su valor inicial de compra, y si bien pagan
dividendos, no es la inversión fabulosa que se nos vendió. Mientras tanto,
personas como Neumann siguen vendiendo un futuro glorioso, hasta que alguien
les pincha la burbuja. Así sucedió con Steve Case y AOL; o con Fernando
Espuelas y Starmedia; la vieja economía, señalo sus reparos y dio un baño de
realidad. Así ocurre hoy con Neumann. Son ejemplos de un caso fracasado: El gurú
moderno. Veremos muchos mas como él.
Notas:
Imagen tomada de www.bbc.co.uk
El Mandril de madame Blavatsky, historia de la teosofía y el gurú occidental, por Peter Washington, Ediciones Destino, 1995
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