A 30 AÑOS DE LA MUERTE DE LUIS CARLOS GALÁN
Si cada derrota necesita héroes, por supuesto que Luis Carlos Galán es un héroe en esta derrota. Un héroe, porque representaba- o nos lo creímos- una oportunidad de cambio, que si bien se dio, fue mucho menos de lo esperado. Al final su trágica muerte nos deja preguntas que no estamos en capacidad de responder.
A 30 años de su muerte se discute el legado de su trabajo político, lleno de luces y sombras. Sombras, porque como muchos políticos de su generación, subió por la escalera existente en su momento: Fue un protegido de Carlos Lleras Restrepo, amigo de su padre, al igual que de Misael Pastrana, que lo nombró ministro de educación a los 27 años. También participó en el sistema electoral surgido en el Frente Nacional. Fue negociador, politiquero, clientelista, prometió puestos, pero a diferencia de los otros, no parecía satisfecho de la política del bolígrafo de esos tiempos. Por ambición, por un deseo sincero de cambio; no sabemos la respuesta, solo sabemos que estaba insatisfecho
A 30 años de su muerte se discute el legado de su trabajo político, lleno de luces y sombras. Sombras, porque como muchos políticos de su generación, subió por la escalera existente en su momento: Fue un protegido de Carlos Lleras Restrepo, amigo de su padre, al igual que de Misael Pastrana, que lo nombró ministro de educación a los 27 años. También participó en el sistema electoral surgido en el Frente Nacional. Fue negociador, politiquero, clientelista, prometió puestos, pero a diferencia de los otros, no parecía satisfecho de la política del bolígrafo de esos tiempos. Por ambición, por un deseo sincero de cambio; no sabemos la respuesta, solo sabemos que estaba insatisfecho
Hoy no se recuerda mucho que el Frente
Nacional surgido en 1958, además de la pacificar el país, estableció por norma
constitucional la partición del gobierno entre liberales y conservadores, trajo también el cierre de espacios a alternativas políticas diferentes. Por ejemplo,
Alberto Lleras Camargo en 1970, indico que una posible victoria de Rojas Pinilla
era una ruptura constitucional y que correspondía al ejercito garantizar el
orden constitucional vigente. Frente a esos hechos, mucha de la juventud de la época
se convenció que la sociedad no tendría cambios más que a través de la lucha
armada. Unos cuantos, entre ellos Galán,
pensaron que el cambio podía ser desde adentro.
Gran parte de la vida política de
Galán se apoyaba en su apostura y juventud. Renovación y cambio, fueron palabras que repitió
durante buena parte de su carrera. Sin embargo, detrás de su movimiento había líderes
políticos con intenciones de revancha: Carlos Lleras Restrepo quien quería romper
la unión entre Lopez y Turbay que le cerró el paso a sus aspiraciones de volver
a la presidencia; y Misael Pastrana, que vio en él la posibilidad de debilitar
al partido liberal. En 1982, la disidencia de Galán permitió el triunfo de
Belisario Betancur (Por ahí se ha vuelto viral un vídeo donde Galán se defiende
de la acusación de ser responsable de la derrota liberal; el entrevistador se
llama Juan Manuel Santos), pero en 1986, se había desgastado de tal forma, que adhirió
a la campaña de Virgilio Barco. Se reintegro, pues, al partido liberal con el
acuerdo de efectuar una consulta popular para elegir al candidato liberal. Parecía
pues, camino a una dura lucha con las viejas jerarquías representadas por
Hernando Duran Dussan, hasta el momento de su asesinato.
Busto de Luis Carlos Galán
El resto es conocido. La muerte de Galán aupó a Gaviria
a la presidencia y a una nueva generación, nacida alrededor de 1945. Entre
Barco, nacido en 1920 y Gaviria nacido en 1947, hay un salto de 27 años; una generación
completa fue borrada del mapa político. Para el país, mentalmente, hubo un
cambio: el “Bienvenidos al futuro” hizo carrera, y su culmen fue la constitución
de 1991. Ese proceso se cerró, con el proceso de paz con las Farc en el 2016.
En el 2018 otra generación tomo las riendas del país: Entre Juan Manuel Santos,
nacido en 1950 e Ivan Duque, nacido en 1976, hay 26 años. Como en 1990, el
Duran Dussan del 2016, se llamaba Humberto De La Calle. También, para el país, mentalmente
tuvimos un cambio.
Se discute mucho su legado, y en
realidad, es muy poco. No solo por lo prematura de su muerte, sino por el hecho que es imposible juzgar una hipotética presidencia de Galán: Nunca fue alcalde o gobernador, por ejemplo, que nos hubiera dado mínimas luces una posible gestión presidencial. Queda como un símbolo de deseos de cambio en una
sociedad que se disputa su herencia. Todos los candidatos liberales, de una
forma u otra, sacaron una foto de si, con Galán al lado, como sucedió en buena
medida, con los candidatos demócratas al lado de John F. Kennedy. Muto en un símbolo de
cambio, y en eso quedo: Un símbolo, la esperanza de algo mejor. Como ocurrió con personajes tan disimiles como Gaitán, Jack Kennedy o el Che Guevara.
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