DE INDIGNADOS Y PERIODISTAS
El
periodista Iván Gallo es un buen ejemplo de una nueva forma de hacer periodismo en
Colombia. Una especie de “periodismo ciudadano”, donde el autor a la vez
de periodista expresa su indignación ciudadana frente a X o Y suceso. Eso no es
malo; al final es un periodismo de opinión. El punto que siempre me hace dudar,
es que la opinión es como la mierda: Todo el mundo tiene una, y todos pensamos
que la nuestra es la única que no huele.
Yo incluido. Pero como opinador más allá de expresar tu indignación,
debes dar una opinión sobre un hecho. El punto es que nos hemos contagiado de
tener nuestra propia opinión, y de ahí sacar nuestros propios hechos. He ahí el
quid. El fallecido senador norteamericano Daniel Patrick Moynihan lo expreso de
forma magnifica: Usted tiene derecho a su propia opinión, pero no a sus
propios hechos. El verdadero periodista esta frente a unos hechos, y lanza
una opinión. Pero, volviendo a Ivan Gallo, es un ejemplo su columna acerca del
fallo absolutorio de los hermanos Uribe Noguera es un ejemplo de cómo se lanza una
opinión, y se crean sus propios hechos. Cuando la leo, veo su indignación, y su
furia, pero no veo los hechos que lo llevan a afirmar la supuesta solidaridad
de los ricos con los Uribe Noguera. Estas personas abundan en nuestra sociedad:
Se disfrazan de ciudadanos indignados, que cada tanto protestan y opinan sobre
lo humano y divino. Si Faryd Mondragón expresa en un trino lambón
felicitaciones a la vicepresidenta por el triunfo de la selección femenina de
futbol, corremos a demostrar, mediante un contrato en mano, que es el pago de
supuestos favores. Puede ser, pero no queda claro si eso tiene relación lo uno
con lo otro.
Los
periodistas como Iván, pululan en los medios de comunicación. En Colombia se
llaman Vicky, Félix, Hassan, Claudia y nombres así. Sin contar los ciudadanos
indignados, los gurús del Twitter u otras redes, que mediante el juego de palabras,
pontifican sobre todo. Tal parece que en el país la gente opina sobre lo humano
y lo divino, y todo es objeto de crítica. Notaran que no he mencionado los políticos.
Ellos también, pero el político, para hacerse notar, debe oponerse a lo que-digamos-
hace el gobierno de turno. O defenderlo, claro. En el caso de estos últimos
(los políticos) es parte de su trabajo: Lo llaman control político, mas si se esta
en la oposición. El punto es que son capaces de sostener ideas aparentemente
ciertas, que son descaradas manipulaciones. Esos son los peligrosos.
Yo
no estoy en contra de la crítica. La considero necesaria, y fundamental para el
ejercicio de cualquier actividad. El punto es que ella debe basarse en la
realidad, o en el peor de los casos, en el posible efecto que una decisión puede
tener sobre los ciudadanos. Por ejemplo, ¿que reemplaza a ser pilo paga? ¿Seguirán los candidatos discutiendo cual es
el mejor Metro para Bogotá, y así se nos ira el tiempo? De hecho, así se nos va el tiempo. En discusiones
sin real sustento. Así como hay solidaridad hueca, hay indignación hueca.
Imágenes tomadas de internet.
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