IDEAS PARA VOTAR EL 19 DE JUNIO

 

 

En América Latina se presenta una paradoja: las personas por un lado se declaran democráticas y por el otro, aumenta la desconfianza y decepción por la democracia como sistema político y su capacidad para responder a las necesidades sociales. Colombia es el último caso, pero muy probablemente no será el último. Costa Rica, El Salvador, Chile, y ahora Colombia, junto con Honduras, México, Perú, y en menor medida Brasil, han mostrado el creciente descontento de la sociedad del sistema de partidos que ha dominado la vida política latinoamericana. El descontento con la política de partidos es general, y responde un poco a una tendencia mundial. Las diferencias ideológicas se han diluido, y los partidos no parecen distinguirse unos de otros. De allí que la creciente frustración de la sociedad, se refleja en elecciones como El Salvador donde los partidos políticos tradicionales (Arena y el FMLN) fueron barridos por Nayib Bukele, quien bajo el paraguas de la alianza GANA, ha gobernado el país, muy por encima de lealtades ideológicas: GANA fue fundado por un antiguo expresidente miembro de la derechista ARENA, y Bukele fue electo alcalde de San Salvador, con la bandera del FMLN.  La idea de cambio, búsqueda de soluciones ha primado sobre la ideología. En Chile, el clima político llevo a que en la 1ra Vuelta los 3 candidatos más votados (con el 66 %), fueran de partidos ajenos a la partidocracia que gobernó Chile desde el fin de la dictadura. La sociedad parece pues, cansada de lealtades y quiere cambios y quiere soluciones a los problemas mas acuciantes: La desigualdad, la pobreza, la corrupción, la fractura social existente.

En Colombia ese deseo de cambio llegó en la primera vuelta. Los dos candidatos más votados obtuvieron cerca del 68 % de la votación, dejando por fuera a los representantes o herederos de los partidos políticos que de una forma u otra han gobernado el país desde la constitución de 1991. Como en Chile, se presenta la ironía de que cambio aplicar, y en gran medida esa decisión esta en manos de quienes representan los partidos, y son reluctantes al cambio. Tienen enfrente dos posturas muy diferentes. Si hubiera alguna forma de definir este cambio, diría que el propuesto por Gustavo Petro es un cambio participativo y el propuesto por Rodolfo Hernández es por decirlo de alguna forma, un cambio meritocrático. Petro habla por integrar a quienes se han sentido relegados estos años y Hernández a quienes se han sentido discriminados o agredidos por el estado y la sociedad. Esto es – aclaro- una super simplificación, porque existen coincidencias y certezas en muchos temas de los asuntos planteados. Diferencias en las soluciones, claro que sí.

Con todo, y más allá de la retórica radical de su discurso, el cambio participativo de Petro, es consciente que los cambios propuestos requieren la participación de  algunas de las fuerzas asociadas al sistema que quiere cambiar. De allí que después de una radicalización inicial, ha adoptado políticas mas moderadas, recibiendo el apoyo de sectores que anteriormente ataco. Es irónico que aquel que habla de cambio sea uno de los políticos con más experiencia de los últimos años: Hay que ir atrás, hasta Virgilio Barco para encontrar un candidato con tantos años en la arena política. Sin embargo, Petro es el mas ideológico de los dos candidatos, y sus posiciones inflexibles en algunos temas, llevan a sectores a desconfiar de sus propuestas. Su modelo es paternalista, y parte del hecho, y la idea, que los sectores que quiere integrar no pueden salir de su exclusión, a menos que el estado intervenga. Una de las cosas que me llama la atención de su propuesta, es la forma como se ha relegado el tema de la corrupción frente al tema del cambio, aunque se encuentra en su propuesta.

Rodolfo Hernández en cambio se ha enfocado en señalar en sus propuestas, que el gobierno y el estado han discriminado a la sociedad, y son responsables de la situación actual a través de una burocracia irresponsable y en general ineficiente, corrupta y que esta al servicio de unos pocos. No le falta razón: las recientes protestas sociales surgieron de la atonía y la sordera del actual gobierno. Habla pues de construir una estructura estatal mas sencilla, a la vez mas eficiente, mediante la racionalización de los recursos, la meritocracia y una vigilancia general contra la corrupción. Hasta el momento ha sido rotundo en su rechazo a las viejas estructuras políticas, y quienes le han servido. La idea de meritocracia esta en la raíz de sus discursos, y es muy probable que sus políticas sociales se orienten en ese sentido. Sorprende una gran ingenuidad y un desconocimiento general del funcionamiento del estado, lo cual unido a su intemperancia verbal juegan en su contra.



Los dos sistemas pese a sus diferencias, son de alguna forma complementarios. Si bien Petro habla de mayor intervención estatal, Hernández se concentra en el buen funcionamiento de ella. Ambos son conscientes que deben hacer reformas para sacar adelante sus programas; aunque sus soluciones a veces parecen gaseosas, ambas le hablan a la insatisfacción de la sociedad, que espera cambios.

No es objeto de este texto discutir cual propuesta es mejor. La de Petro es más detallada, la de Hernández es más gaseosa. Cada quien se enfocará en lo que cree es la raíz de los males de Colombia. Si la exclusión, o la discriminación y abusos del estado con los ciudadanos. Eso no quiere decir que cada campaña no tenga políticas de la otra. Al final las prioridades las colocan los ciudadanos. Lo cierto es que, en gran medida, ese cambio se hará con las estructuras hoy relegadas.

Imagen tomada de www.bbc.

Recomiendo este link para entender las diferencias y coincidencias entre los candidatos: 

 https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-61611835

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