ELECCIÓN EN EL PLATANAL AMERICANO

 

El viernes pasado me llamó desde Panamá un amigo, y me pregunto que opinaba del circo que se había vuelto la elección presidencial americana. Le dije dos o tres cosas, antes que me cortara, y me dijera: Samy, escríbete un texto, porque se que quienes te leemos, sabemos que no vas a decir obviedades, o aplaudir el triunfo o la derrota de tu candidato. Yo creo que tú, al menos pones atención sobre cosas que la gente se queda en la superficie.

No creo que sea tan así, pero si tengo opiniones que en muchas ocasiones no coinciden con lo que la mayoría piensa. Tengo varios amigos que han señalado que Estados Unidos se parece al “platanal donde vivimos”. Yo pensaba que, si Colombia es como dice cierta canción, “el platanal de Bartolo”, entonces allá es “Bartholomew banana plantation”.  Si, en algunas cosas se parecen, porque la gente se parece: Vota con el bolsillo, por razones irracionales, por disciplina, por antipatía, por la buena o mala facha del candidato, por el que habla más bonito, por elegir el menos malo, etc. El componente sentimental es el mismo en todas partes. Las ideas, el razonamiento, no es sino uno de varios puntos para decidir.  Los que analizan, piensan y toman una decisión son minoría, y en multitud de ocasiones, ese análisis esta signado por una postura política.

De todas formas, si algo muestra esta elección es el vigor de la democracia americana. En el 2016 un empresario metido a político, se presento a la candidatura republicana y como un elefante naranja en una cristalería, destrozó al partido. Gano la nominación en buena lid, para felicidad de los demócratas, que lo veían como el peor candidato posible. Sin embargo, Donald Trump, sin experiencia en el servicio público, se aferró y vendió una serie de ideas populares al elector: La inmigración es negativa para el país, debe ser regulada, ahí están muchos inmigrantes mexicanos violadores y asesinos como prueba de ello, nuestros aliados se aprovechan de nosotros, China destruye los trabajos de nuestros ciudadanos, los tratados de libre comercio son malos, es hora de poner un alto a todo eso.

Ideas que son en esencia generalizaciones, y lo malo de las generalizaciones no es que sean verdad, sino que son inexactas: es cierto que muchos inmigrantes terminan en el crimen, pero también hay muchos que contribuyen al país; es cierto que EEUU paga la factura mas alta en los organismos multilaterales, pero tiene privilegios que otros países no tienen; es cierto que la industria se ha ido a China, pero EE UU ha creado muchos mas trabajos, es cierto que los tratados de libre comercio perjudican sectores, pero a la vez benefician a otros.  

Fue una campaña donde el peor candidato enarbolaba ideas populares que eran aplaudidas por sus seguidores; la respuesta de los demócratas fue calificarlos de incultos e ignorantes, una especie endémica que se resiste a desaparecer y para sorpresa de los demócratas, le dio una base para arrancar; lo otro que no se dieron cuenta o pasaron por alto es que Trump adoptó algunas banderas del partido demócrata, que facilitaron su triunfo en el Colegio electoral.


Fueron 4 años donde mostro su verdadero talante: Vulgar, carente de empatía, imprudente, malgeniado, soberbio, vanidoso áspero, mentiroso, mendaz, pero también decidido, enérgico, y listo para sacar adelante sus programas. Nadie le puede negar que busco cumplir sus promesas. En el camino, socavo la relación con de EE UU con sus aliados, sin mejorarla mucho con sus enemigos, desoyó las advertencias sobre el cambio climático,  agravó el conflicto entre demócratas y republicanos, que ya venía in crescendo desde los tiempos de Bill Clinton. De allí que, en el 2020, gran parte de la gente estuviera cansada de él. El partido republicano se le rindió de manera total. Los demócratas procedieron a buscar un candidato, y pronto se dieron cuenta que un candidato del ala izquierda no era viable. Bernie Sanders que alguna vez se definió como “socialista con minúscula” no hubiera resistido los ataques de Trump, en buena medida disfrazados de patriotismo. Fuera Hillary Clinton, el único que quedaba era Joe Biden.

Electos los dos candidatos, cada uno se propuso buscar su electorado: Trump se acercó a sus fieles, insistiendo que mucho de lo que no hizo fue porque no lo dejaron: ese mensaje calo en buena medida. Contrario a lo que se cree, aumentó su votación entre los latinos, los negros, los jóvenes y las mujeres. Disminuyó entre los blancos. Mejoró, sin mucho esfuerzo su votación en el estado de Nueva York, en casi 10 puntos; una promesa que no cumplió le paso factura: En los estados de los Grandes Lagos, el cinturón del óxido, no mejoró la vida de los antiguos empleados fabriles y las nuevas generaciones, que no olvidaron su promesa incumplida. Quizás fueron pocos, pero suficientes para invertir un puñado de estados que en el 2016 lo acompañaron,

Biden se concentró en conquistar de alguna forma el centro, y cohesionar a su partido, a través de un mensaje para todos los americanos: “Hay que sacar a ese gorila de la Casa Blanca. Después ya veremos”.  Fue un mensaje simple, pero eficaz. Mucha gente estaba hastiada del irrespeto de Trump al ejercicio de la política. Hoy enfrenta el reto de recuperar la confianza en los Estados Unidos en el mundo. Es el presidente mas viejo que accede a la Casa Blanca. Ronald Reagan tenía 77 años al dejar la presidencia. Con esa edad, Biden se posesiona.

No es nuevo que la elección sea cuestionada e impugnada por el candidato derrotado. En el 2000 Al Gore se negó a aceptar su derrota exigiendo un reconteo en Florida donde perdió por 537 votos. En ese reconteo, acusó de fraude a las autoridades electorales del estado, señalando que además perjudicaban a las minorías, con unas maquinas que inducían a error al elector. Los republicanos con un equipo de abogados dirigidos por James A. Baker III, y entre los que estaba James Bolton, se defendieron con un argumento simple: Si las máquinas se equivocan, se equivocan para todos. La Corte suprema de Florida les dio la razón y la Corte Suprema se negó a estudiar el caso. Al final Gore reconoció la derrota. En el clima caldeado las solicitudes por parte de la campaña de Trump  de un reconteo y la impugnación hacen mucho ruido, pero no veo factible un cambio en el resultado final.  Sin duda Trump afilara una artillería muy pesada, y los próximos días se enfocaran en su denuncias para cambiar el resultado. No lo veo posible, pero eso lo dirán los tribunales. En cualquier caso, contrario a lo que dicen, si es derrotado, Trump lo reconocerá y aceptará el fallo de ley. Eso es lo que ha hecho durante su accidentado gobierno.

Para Colombia no se esperan cambios en la política americana hacia el país, pese al deseo de un sector de la opinión publica. Tal vez para América Latina el gran enigma de la política exterior de Biden es Venezuela. Parece lógico pensar que Biden seguirá la senda de Obama con respecto a Cuba, y quizás el gobierno de Maduro sea moneda de cambio con ellos, y eso represente de alguna forma cambios en la política seguida por el gobierno Trump. Esta por verse. Por lo pronto, la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca es un alivio para el mundo, tan alérgico a la incertidumbre de estos tiempos. Las cosas al menos se discutirán con cierta normalidad.

Imagen tomada de www.prensalibre.com

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