EL PENE DE ROBERT MUGABE


Hace poco un amigo se quejaba que cuando escribía un artículo contra cierto líder político colombiano los ataques que recibía, eran generalmente asociados a su virilidad. Calificaban al autor de poco hombre, homosexual, afeminado, y con mente de mujercita.  Yo le comenté, que esa asociación entre virilidad, lo macho y el poder es muy común: A Fidel le decían el caballo, no solamente por su capacidad de trabajo casi inagotable; Mussolini siempre fue un mujeriego incorregible, y eso jamás lo perjudico. Un ataque habitual a Yasser Arafat era que siempre estaba rodeado de bellos guardaespaldas, y nunca se había casado, insinuando una posible homosexualidad, que además es duramente castigada por el islam. La realidad es que poder y virilidad, han estado asociados desde siempre. Un chiste sobre Margaret Thatcher decía que ella era la única que tenia pantalones en su gobierno, o en una versión más obscena, la única que tenia los cojones suficientes para gobernar. A más testículos, más poder, parece pensarse.

Como sea, virilidad y poder se asocian, y la falta de virilidad se ve como una debilidad o una desviación peligrosa con consecuencias funestas: Ya hablamos de Arafat; de Hitler se dijo que le faltaba un testículo, y esa deformidad genero sus berrinches asesinos. Pero lo que la gente no ha escuchado es que el recientemente fallecido líder de Zimbabwe, Robert Mugabe tuvo una circuncisión fallida en la cárcel que pudo haber afectado su funcionamiento sexual, y lo llevó a convertir a una prospera Rhodesia en un motel de quinta conocido como Zimbabwe.

En un libro recientemente publicado sobre la vida del general Salomón Mujuru, eterno ministro de defensa de Mugabe, un exministro del gabinete, Rugare Gumbo, contó que ayudo a Mugabe en su circuncisión fallida cuando este fue encarcelado en 1962.


Robert Gabriel Mugabe y su segunda esposa, Grace Mugabe

Gumbo explicó: “Mugabe había sido circuncidado recientemente. La circuncisión estaba mal hecha y su pene se hinchaba debido a una infección. Él compartió este problema conmigo, e hice todo lo que pude para ayudarlo. Como preso de limpieza la cárcel, me aseguré de que pudiera cambiar su uniforme de prisión regularmente. Cambiaría su uniforme tres veces por semana. Se suponía que solo lo cambiarías una vez a la semana. Lo vestiría delante de mí y usaría una cuchilla de afeitar para quitarle las escamas. Fue realmente duro, e hice todo lo que pude para ayudarlo a manejarlo”. (1)
A la circuncisión fallida, se suma el hecho que Mugabe solo tuvo un hijo varón, que murió en 1966, cuando el gobierno racista de Ian Smith lo tenía encarcelado. Al asumir las riendas de Zimbabwe, los rivales y enemigos de Mugabe se burlaron de su aparente esterilidad, y sugirieron que no era lo suficientemente hombre para gobernar. En el 2001 un hombre fue llevado a los tribunales por reprender a sus trabajadores diciendo que “No tenían cerebro porque el país tenÍa un presidente con un pene de goma hecho en China”. El hombre fue multado y condenado a varios días de cárcel por ofensas al jefe de estado.
Los rumores sobre la impotencia y esterilidad de Mugabe no cesaron al contraer matrimonio con casi 70 años con su segunda esposa, Grace, 40 años más joven y tener tres hijos con ella.  El caso es que la destrucción de la economía de Zimbabwe continuó hasta su muerte, y en gran medida Mugabe fue atacado por ser poco hombre, ya que, según un proverbio africano, “No producía fruta” y la que tenía era “prestada” según sus críticos. Es decir, que su esterilidad e impotencia llevó a la economía del granero de África a la destrucción. Ataques infames, que recuerdan siempre la frase de aquel que se queda sin argumentos: Se ataca y descalifica al mensajero, antes que el mensaje. Seguramente Mugabe paso de héroe de la independencia a sátrapa corrupto después de 37 años en el poder; lo que es casi seguro es que no estaba asociado a su aparente situación sexual. O al menos no era la razón principal.




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