LOS EXTRATERRESTRES NO VINIERON ESA NAVIDAD

Fue en los años 50 del siglo pasado, en esos suburbios de Estados Unidos que eran el ideal del “Sueño Americano”. Mas exactamente, la víspera de la Navidad de 1954, en Oak Park, Illinois, un grupo de personas se reunió frente a la casa de Dorothy Martin a cantar villancicos y esperar. Pero no esperaban el nacimiento de Jesús. De hecho, 200 personas esperaban un OVNI para salir de la Tierra. 

Ese grupo de personas eran seguidores de Dorothy Martin (1900-1992) una ama de casa que, según sus palabras, era una profeta estaba trasmitiendo mediante escritura automática, una serie de mensajes de extraterrestres del planeta Clarion. El mensaje era del tipo apocalíptico: Una gran inundación iba a exterminar a la humanidad, y solo un grupo de elegidos iban a salvarse. 

No era la primera vez que Martin, con intereses anteriores en la Cienciología anunciaba una fecha: Un día antes, Martin, por cuarta vez, había -en sus palabras- recibido un mensaje diciendo que el grupo debía esperar en ese lugar la llegada del platillo volador que los iba a recoger. Cuando no llegó, volvieron a entrar. Otra decepción más. 

Todo comenzó meses antes, cuando Martin, anunció que un grupo de extraterrestres que llamó los guardianes, informaban del fin del mundo mediante una inundación masiva el 17 de Diciembre de 1954. Todo ello, en sus palabras, según escritura automática: 

"Sentí una especie de hormigueo o entumecimiento en mi brazo, y todo mi brazo se sintió cálido hasta el hombro", dijo, describiendo la forma en que recibiría los mensajes. “Sin saber por qué, tomé un lápiz y una libreta que estaban sobre la mesa cerca de mi cama. Mi mano comenzó a escribir con otra letra. Miré la letra y me resultaba extrañamente familiar, pero sabía que no era la mía. Me di cuenta de que alguien más estaba usando mi mano ” 

When prophecy fails (Cuando las profecías fallan -Traducción mía

Quizás este relato que se cuenta, fuera una curiosidad de la historia si no fuera por el hecho que, enterados de la noticia, un grupo de investigadores de la Universidad de Minnesota, consideró que el caso era un estudio de campo perfecto sobre los cultos. Los tres investigadores, Leon Festiger, Henry Riecken y Stanley Schachter, se introdujeron dentro del culto, se ganaron la confianza, y observaron cómo los seguidores manejaron la desilusión ante los repetidos fracasos de su profeta. Fruto de ello, fue un libro titulado When prophecy fails (Cuando las profecías fallan) que sirvió de base para el desarrollo de la  teoría de la disonancia cognitiva.


Esta teoría psicológica puede definirse como la incomodidad, tensión o ansiedad que experimentan las personas cuando sus creencias o actitudes entran en conflicto con lo que hacen. Esta situación puede resolverse mediante un cambio de conducta en la medida que este no incomode a la persona, o defender sus ideas, incluso mediante el autoengaño, para reducir el malestar que producen. 

La disonancia cognitiva se manifiesta de muchas formas: el mentiroso que se cree sus propias mentiras, el infiel que señala que la culpa de la infidelidad es del otro miembro de la pareja, o el ejemplo clásico de los fumadores: Sabiendo que fumar es malo, ¿entonces porque la gente sigue fumando? 

Una de las formas mas conocidas de disonancia cognitiva es el pensamiento desiderativo. Aquel que abunda en las redes sociales. Aquel que tiene sus propias opiniones y sus propios hechos, los que apoyan de hecho su teoría, desechando las que lo contradicen. Aquellos que hablan de conspiraciones, o sociedades secretas. Aquellos que ven oscuros manejos en actos sencillos, por el hecho que la persona que los hace, no les agrada. Así sucesivamente. 

"Cuando hay disonancia, además de tratar de reducirla, la persona evitará activamente situaciones e información que probablemente aumenten la disonancia” escribió Festinger. 

La lección que aprendieron los investigadores de todo esto, es que “Un hombre con una convicción es un hombre difícil de cambiar” Incluso si la evidencia es contraria a la promesa de un mundo mejor, prefieren tolerar la disonancia, que descartar la creencia, y admitir que se ha equivocado. En las redes abundan los ejemplos de ello. Hable mal de algo, pida pruebas que sustenten las afirmaciones populares o "políticamente correctas" y en la mayoría de las ocasiones que recibirá será una andanada de ataques sin soporte real. Muestre las debilidades de la argumentación, y la excusa final será que la culpa es de otro, un tercero no mencionado. Como reaccionaron los seguidores de Dorothy Martin: buscando excusas, interpretando de otra forma la información, que el gobierno había impedido la llegada de los extraterrestres e incluso, culpando al mal tiempo. Al final, Martin, que se había explicado su fracaso diciendo que "el mundo se había salvado debido a la fuerza del Bien y la luz", abandonó la ciudad, y se fue a vivir a los andes peruanos, luego a la California del verano de las flores, y finalmente a Sedona, Arizona, donde tomo el nombre de Hermana Thedra y continuó predicando sus mensajes extraterrestres a un grupo pequeño de fieles. 

Mundo donde abunda la disonancia cognitiva, la política. ¿Conocen a un político que reconozca que se ha equivocado? Yo conozco solo a uno: En una entrevista en televisión, a una pregunta de Juan Gossain, Álvaro Gómez Hurtado admitió que se había equivocado. Eso fue por allá por 1990. Desde la fecha, no recuerdo alguno. 

Imagen tomada de internet, gracias al dios Google.


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