LA ENRARECIDA ATMOSFERA DE JOHN BETTER ARMELLA
Además de eso, es colaborador habitual en periódicos y revistas. También ha desarrollado algunos trabajos en televisión como la premiada serie Crónicas Translocadas historias de la comunidad LGBTI o 12 historias de asesinatos. Acaba de ganar el XIX premio de cuento Jorge Gaitán Duran con un volumen de cuentos titulado "16 atmosferas enrarecidas", que se presentará el 3 de mayo en la Feria del Libro de Bogotá. Los escritores Santiago Gamboa, Andrés Ospina e Isaías Romero fueron los miembros del jurado quienes destacaron la originalidad y buena prosa del libro en cuestión.
Esta presentación un tanto consabida, oculta el hecho de que Better es un grafómano obsesivo, que publica constantemente en su Facebook cuentos, entrevistas, poemas y relatos sueltos que en ocasiones terminan dentro de sus libros. Vive, respira y piensa literatura. También hay cosas que son anecdóticas: Es un gran cocinero, un gran conversador, un Pater familias devoto, mercurial en sus reacciones, noble e ingenuo como pocos. Pero lo importante que nos interesa a los lectores es que es un autor mal leído y peor clasificado por los críticos y estudiosos.
Dije mal leído, porque es fácil clasificar la literatura de John Better con la etiqueta de literatura queer o marginal. Algo hay de eso: él, parafraseando a Ítalo Calvino, toma lo que tiene a la mano: su vida. En mucho, su circunstancia está descrita en esos textos: la vida de un joven gay, pobre y marginal, que ha luchado contra la pobreza, el desprecio y el rechazo. Los estudiosos e investigadores lo señalan como uno de los grandes herederos de la corriente creada por el chileno Pedro Lemebel de dar voz a los marginados, a lo raros, a lo extraño, agrupados bajo el genérico nombre de Queer: Locas de felicidad es un texto analizado en diferentes cursos universitarios como un acabado ejemplo de esta corriente literaria. Pero como a la vez dice Better, él lo que hace es literatura. Una literatura que mezcla vida, pero a la vez música, literatura, cine y farándula. Se parece a Lemebel, pero a la vez no. John es un chismoso culto. Para la prueba, este pequeño volumen.
Los relatos agrupados en 16 atmósferas enrarecidas son a la vez un cambio y una continuidad. Continuidad porque en estos relatos vuelven a aparecer travestis, drogadictos, marginados, enfermos terminales, criminales, artistas y personajes sumergidos en una cómoda mediocridad, seres incomprendidos a punto de sufrir un hecho que va a alterar sus vidas; vuelven a aparecer los lugares de sus anteriores obras, la Bogotá marginal y ciertos barrios de Barranquilla, de donde el autor toma el material principal de sus trabajos. Vuelve la difícil y compleja relación de Better con las ciudades: “Es difícil olvidar el lugar de dónde vienes. Hoy llovió mucho en esta fea ciudad caribeña”. “Esta ciudad no me gusta, escupe para sus adentros. Va hasta la ventana y empieza a contemplar los cerros nublados, la espectral virgen en la cima con los brazos abiertos como queriendo abrazarlo”. Todo ello, contado en un estilo desenfadado, pero a la vez trágico, tan propio de sus trabajos, en particular los poemas agrupados en China White.
Pero a la vez es un cambio, porque los relatos tienen mas ambición. Son relatos con una deliberada intención de ser lo más visuales posibles, dotados de una plasticidad cinematográfica, que hace que el lector se sienta en ocasiones frente a una película o serie de televisión. Asimismo, ha comenzado a introducir homenajes a autores que aman. Uno de los cuentos del libro, Grata visita de los testigos de Jehová, puede verse como un homenaje impecable a la serie de televisión Dimensión desconocida o al poeta norteamericano Wallace Stevens, y sus teorías de imaginación y realidad. En este volumen, además, se pueden identificar influencias u homenajes literarios a Borges, H. P Lovercraft, Ramón Illán Bacca, Truman Capote, Mario Bellatin, Severo Sarduy, Álvaro Cepeda Samudio y el escritor barranquillero, residente en Nueva York, Jaime Manrique Ardila. Hasta Corin Tellado a través de Manuel Puig. John no sería nada sin Vanidades literarias.
Sin embargo, el gran cambio está en la introducción del terror como parte de la historia. Dos son los grandes terrores: Uno, ese algo sin nombre que corroe a los personajes, mental y físicamente y que parece llevarlos a la autodestrucción. De hecho, nos lo advierte desde el seudónimo con el que presento el texto al concurso: Cordelia Goode, la bruja suprema (Headmistress) de la Academia en la serie de terror American Horror Story Coven. Better, pues, es la bruja suprema de estos relatos. Ahí está presente, en cada relato, en el disfraz usado por el narrador para la historia. Un narrador, por cierto, aterrorizado por temores de infancia:
¿Un milagro es como cuando cae esa cosa blanca y maravillosa del cielo de la que tanto habla? Le diré algo: soy enteramente feliz con lo que aquí tengo, pedir más sería mezquino de mi parte. Ahora, usted: ¿de qué tiene miedo?
– Déjeme ver… bueno, de niño soñaba que me perdía en un parque al que mi madre solía llevarme los domingos. También le tengo miedo a los tigres, una vez fui al zoológico y un asistente de la profesora me tomó en sus brazos y amenazó con tirarme a la jaula de los felinos, es algo que no olvido.
(El llanto de las ciudades)
El otro gran temor del relato es la locura. En medio la atmósfera opresiva de los relatos, subyace la angustia – o realidad de los personajes- por caer en los abismos de la locura. Los personajes parecen tener delirios, sueños que recuerdan claramente, voces de seres que les hablan y no los identifican. En algún momento es imposible saber si la historia es la imaginación de un loco, o de una bruja que nos manipula. Juego, realidad y ficción, entrelazados. Una atmósfera enrarecida de la cual no se sale sin pensar que estamos ante un delirio, un divertimento literario o una pequeña obra maestra, o tal vez, todo eso. John Better es un maestro de la literatura colombiana, y este libro es muestra de ello.
Imágenes tomadas de El Espectador
Texto publicado en el El Espectador el pasado Viernes 19 de Abril (Viernes Santo)
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