PEDANTES Y PANOPINANTES
El pedante busca el error, no la verdad, y se
deleita en encontrarlo. De hecho, con las redes sociales, parece ser que la principal razón de los participantes es la
búsqueda del error como propósito de lectura, a juzgar por ciertos mensajes que
se leen en algunas redes sociales. Es importante, para un sector de la
sociedad, mostrar los errores y las contradicciones en que habitualmente
incurrimos. Quizá por ello la política es un tema tan popular entre estos
pedantes. El político en la oposición puede decir lo que sea buscando el
aplauso, pero cuando llega a gobernar se encuentra con algo muy distinto: antes
se limitaba a opinar; ahora, debe gobernar, lo que eso sea. De allí que la política
y sus realidades, sean el lugar perfecto para mostrar las contradicciones en
las que incurrimos. Tal parece que en las redes hay un grupo de personas, cuyo único
fin es obtener satisfacción mostrando las contradicciones que incurre la víctima de turno. En ello, el significado
intelectual, ético o moral del error esta fuera de lugar: Lo que importa es el
hecho de mostrar la contradicción o el error, y de haberlo encontrado.
Supongo que se nace pedante, pero puede ser que no,
aunque hay diferentes grados de pedantería. Conozco amigos que ante el error o
la contradicción desarrollan verdaderos tratados de pensamiento, donde muestran
su gran sabiduría y erudición, para mostrar las fallas de la argumentación del
otro, y la “brillantez” de su
pensamiento. A veces, son los verdaderos panopinantes de los que hablo León de
Greiff. Yo no soy así; solo soy moderadamente pedante, a medio camino entre la
falta de respeto total en cuanto al error y la búsqueda de errores de cualquier
tipo por su propio bien. Reviso con cierta frecuencia las redes, en particular
twitter, y tengo la tentación de contradecir los argumentos que a veces se plantean,
o los errores argumentales que se presentan; pero en general, resisto bien la
tentación, a menos que el autor sea alguien cuya perspectiva general del mundo
yo reproche; entonces a veces he encontrado un error, donde de hecho, no
existe. Solo es una opinión. En mi caso, la pedantería va de la mano con el
descuido.
Sin embargo, creo que las palabras deben usarse con
cuidado, ya que las palabras incorrectas dan la impresión equivocada y llevan a
tomar malas decisiones. Esta idea ya la expreso Confucio:
“El
Maestro dijo: Si los nombres no son correctos, lo que se dice no concuerda con
la verdad. Cuando lo que se dice no
concuerda con la verdad, los asuntos no pueden llevarse al éxito.”
Yo no creo ser particularmente original en este
argumento. De hecho, creo que en ninguno. Lo cierto es que al final, cada
pedante tiene un grupo de hechos, ideas o palabras mal usadas para criticar. Miren lo sucedido con la marcha contra el
terrorismo del ELN, y el atentado contra la escuela de policía general
Santander. Cada pedante vera en los hechos de intolerancia que se presentaron,
una razón para mostrar las contradicciones en que incurrimos cada tanto: lo
clasista de la sociedad, la violencia subyacente, la política, la falta de
oportunidades de la sociedad. Un cumulo de opiniones y prejuicios- pedantes-
que buscan el error – los hechos de intolerancia- en un acto que era una invitación
a la solidaridad, y donde participaron diferentes lideres del espectro político.
Es decir, para ellos no era importante el rechazo a la violencia como solución de
nuestras diferencias, como mostrar la confirmación mediante el error, de sus
prejuicios. No olvidemos que el pedante, según la definición, se ufana de sus
conocimientos, más allá de si son ciertos o no.
Obviamente, cada pedante tendrá su tema favorito
para criticar y lamentarse. En mi caso, un pedante medio, es una combinación de
desinterés con desinterés. Un desinterés en buscar la verdad, que una búsqueda desinteresada
de la verdad. A mí no me interesa mucho el fútbol, me aburre de hecho; eso es desinterés.
En cambio, me fascina leer acerca de la Guerra civil española; esa fascinación es
desinteresada.
El punto es que describir el desinterés tipo 1 con
un desinterés tipo 2 se vuelve difícil de expresar. Lo que es difícil de
expresar, es difícil de imaginar, y lo que es difícil de imaginar, es difícil de
poner en práctica. Desaparece la palabra, y luego el hecho mismo. Quedan la
sospecha y la paranoia. Como vemos cada tanto en las redes sociales de hoy.
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