LECTURAS VAGAS No 16: EL SAXOFÓN DEL CAUTIVO-RAMON MOLINARES

Cuando un autor publica una novela inspirada en hechos reales, como ocurre con El Saxofón del Cautivo, de Ramón Molinares Sarmiento, una tentación del lector es buscar información sobre el hecho en que se inspira. Eso plantea para el autor, un primer inconveniente: El reto de sostener el relato durante todo su desarrollo, dado que el lector conoce su desenlace. Hay un segundo inconveniente: sostener la verosimilitud del relato, tanto que no se deforme los hechos, o lo contrario, ceñirse de tal manera a la realidad, que termine convertida en un Roman a Clef.  En ambos casos, Ramón soluciona de manera satisfactoria estos retos en esta novela.

Debo confesar, que pese a la amistad que me une con Ramón, que lo había leído muy poco. Una serie de cuentos publicados en revistas y magazines literarios, junto con una desafortunada experiencia con su novela Un hombre destinado a mentir, la cual tuve que dejar después de 50 páginas me prevenían contra su obra: Lo confieso, encontraba su Universo literario, con demasiado color local, que me llevo a concluir: “Puede haber estado en Francia, pero siempre está sentado en la plaza de su Santo Tomas natal”

Pero con la reedición que hizo Uniediciones, en la Colección Zenocrates, dirigida por el poeta Fernando Denis, junto con el hecho que Ramón me obsequio su novela a petición mía, (¿?) me pusieron enfrente del libro, y casi impusieron la obligación de leerlo.

Unas palabras antes de entrar al texto: La edición limpia, con letra grande, y una portada muy lograda, presenta errores en su diagramación y armado: Hay una serie de observaciones del editor en varios capítulos criticando la longitud o necesidad de ello que fueron impresas, y que el propio autor tacho con bolígrafo, lo cual desdice de la editorial encargada.

Comencé pues a leer el libro, conociendo el hecho en el cual se inspiraba: El secuestro, juicio popular y posterior asesinato, del dirigente sindical cartagenero Jose Raquel Mercado, en 1.976, por el M-19. Y aquí caí en la tentación de averiguar un poco más sobre Mercado, y me encontré que uno de los crímenes sobre el cual ha caído un mayor velo de silencio, sobre el personaje, los asesinos y sus causas. Frustrado, me acometí a la lectura del libro: con prevención leí 10 paginas, y ya con algo de más interés, la siguientes 30, y luego sin poder soltarlo, continúe la lectura: El universo pueblerino que había imaginado no existía, y en su lugar había un relato que desde una mirada de ternura, si se quiere ingenua, buscaba dilucidar las causas de un horrendo episodio. Con múltiples voces, Ramón nos presenta, con mucho de ternura, a Vicente Esquivel, un bracero de Cartagena, negro, cuyo mayor placer es tocar el saxofón "lo unico que me quita la tristeza"  (Y no hay que ser muy leido para entender que esta es la primera de las multiples contradicciones que plantea la historia) que sube en la escala social a través de su trabajo como dirigente sindical, lo cual a los ojos de la guerrilla lo convierte en un traidor a su causa, y las contradicciones que su juicio y asesinato plantea: Esquivel es un hombre surgido de las entrañas del pueblo,  quizá corrupto y que ha utilizado el poder para beneficio propio,  traidor a su gente, y por ello, como escarmiento debe morir, según la tesis de la guerrilla, que acomete un juicio popular para justificar su asesinato. Sin embargo, Esquivel, es a la vez, un negro que ha triunfado y que le habla de tú a tú a los blancos con los que se sienta a negociar, por lo que es respetado por su gente, que lo ama cada tanto que llega de vuelta a su barrio con regalos para sus vecinos y ahijados.

En una entrevista Ramón acoto sobre la novela:

¿Cuáles son los límites entre la historia real y la narración literaria del juicio político y la muerte de este personaje?

R.M.S. Es cierto que el M-19 enjuició a Mercado y lo condenó a muerte por traición a la clase obrera. En aquella década los dirigentes sindicales obraban en complicidad con los patrones, se enriquecían a la sombra de estos. El juicio y la condena pudieron ser justos pero la muerte del sindicalista produjo una conmoción que desbordó la ideología que lo promovió y las ideas socialistas que por aquellos días compartían más de la mitad de los colombianos. El juicio ocurrió, pero los detalles, los alegatos, son imaginarios.  (1)

Como señalar Ramón, el relato es imaginario, pero no por eso carente de interés: En el aparece, aparte de Esquivel, aquellas personas que abandonaron su vida tranquila, para tomar las armas y lograr la transformación del país y las dudas que planteo la lucha armada y la ejecución de Esquivel: Así, aparte de Fernando (Un retrato nada velado, y bastante amable de Jaime Bateman Cayon) los personajes que aparecen son retratos más o menos arquetípicos de quienes conformaron los movimientos guerrilleros: Está Jorge, joven indiferente de la política y sensible que toca a Chopin, quien por amor a Marcela entra a la guerrilla, esta Marcela, una joven idealista que expresa su repulsa por vivir en riqueza, en medio de un universo de pobreza, está el Padre Jeremías, quien representa a muchos sacerdotes que denunciaron la indiferencia de la Iglesia frente a la injusticia y tomaron las armas.  Están Miguel y Álvaro los dirigentes guerrilleros de clase media, que al ver que la sociedad les cierra puertas tomaron las armas.  Finalmente, está Rosendo, un líder guerrillero de origen campesino casi analfabeta que vivía desde los 17 en la violencia y refleja el sadismo de la guerra: Cruel, arbitrario en sus juicios, carece de sutileza moral y es el único que no tiene dudas sobre la condena a muerte de Esquivel; A sus ojos Esquivel era un traidor y debía morir.



Lo que queda en el aire, y se pregunta el autor, en todas las largas conversaciones de los lideres guerrilleros, es a que era traidor Esquivel: A los suyos, los negros cartageneros que lo admiraban, a su compañeros de lucha por haberse corrompido, por haber abandonado las ideas revolucionarias y ser "cooptado", e incluso por haber abandonado los hábitos de su clase: Pese a los esfuerzos de su esposa, que no entiende de gustos, Esquivel comienza a frecuentar los lugares de la clase alta, las comidas y sus placeres.  

La novela se extiende en desglosar las dudas e inquietudes que planteo el llamado juicio a Esquivel, y las contradicciones que cada uno de los guerrilleros tiene: Una de las conversaciones  más memorables es aquella que tienen en Fernando, Miguel y Álvaro en casa de una familia de alemanes que apoyan su causa: En medio de un almuerzo suculento, rociado con vino y bebidas, y un postre de fresas con crema que consumen hasta dejar limpio los platos, los guerrilleros evalúan los pro y los contra de ejecutar la sentencia a Esquivel; en la medida que se avanza en esta conversación, un escalofrío me recorría la espalda. En perspectiva, 40 años después del asesinato, había algo tan cruel, tan banal en todo el discurso, que helaba la sangre. No digo que no se diera, y que en su momento quienes participaron pensaban que hacia lo justo. Pero al final, me quedo con la frase de Castelio: “Matar a un hombre no será nunca defender una doctrina, será siempre matar a un hombre”

Hay mucho mas que decir de un libro muy bien escrito, aunque para mi gusto algunos capítulos los encuentro muy largos y divagantes, pero no queda mas que añadir que es una de las mejores novelas que se ha escrito en los últimos 40 años en Colombia. Por tanto, me trago mis palabras y el  injusto juicio que tenia de su obra. Ramón es un grande de la literatura. Quizá sea hora de retomar Un hombre destinado a mentir.



REVISTA UNIEXTERNADO No 32 : Una lectura sobre la guerra colombiana en la novela “El saxofón del cautivo”: juicio político y muerte del sindicalista afrodescendiente José Raquel Mercado
Por Viridiana Molinares Hassan




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