LECTURAS VAGAS No 7 : EL INTOCABLE DE JOHN BANVILLE
El origen de la novela El Intocable, se pueden situar en 1951, 1963 o
1979 según se quiera ver. Yo me inclino a pensar que fue en 1963. Un
año turbulento para el servicio de espionaje británico. En Enero se
produce la deserción de Kim Philby, tal vez el más exitoso de los
llamados Espías de Cambridge, e igual en ese año se produce el escándalo
Profumo: John Profumo, Ministro de Guerra confiesa que tiene un Affaire
con una prostituta de lujo, llama Christine Keeler. Lo que parece una
aventura extramatrimonial, se complica cuando se descubre que ella a la
vez ofrecía sus servicios al agregado naval soviético de Londres, del
que sospechaba era enlace de la KGB. El escándalo subsiguiente hace caer
al gobierno, y el nuevo Primer ministro Douglas-Home ordena una
depuración de los servicios secretos en busca de espías. En ese ambiente
de paranoia, las sospechas recaen sobre el Curador de la Pinacoteca
Real, y experto en temas de arquitectura renacentista Anthony Blunt, del
que se cree ayudo a escapar a los otros dos espías de Cambridge, Guy
Burgess y Donald MacLean en 1951. Aunque se sospecha de Blunt, el
gobierno no tiene elementos suficientes para arrestarlo, por lo que le
ofrecen inmunidad a cambio de una confesión. Blunt, acepta, en 1964 confiesa, (Se dice que
a la pregunta de Fue usted espía de los soviéticos, respondió con un
escueto: SI) la Reina es informada, al igual que el Primer Ministro,
quien decidió no dar a conocer esa información al público.
En 1979,
el periodista Andrew Boyle escribió un texto titulado Clima de
traición, sobre el Grupo de espias de Cambridge, y aunque tenía
conocimiento y sospechas que Blunt era uno de los miembros, no podía
precisarlo, por lo que optó en presentarlo de manera enmascarada bajo el
nombre de Maurice (Personaje protagonista de una obra del mismo título
de EM Forster, de la alta sociedad inglesa que a la vez era homosexual) e
indico que el gobierno sabía quién era. El revuelo mediático por esa
información, llevo a la primera Ministra Thatcher a desenmascarar a
Blunt en noviembre de 1979. John Banville contó que este episodio,
junto con una entrevista que Blunt dio a la BBC donde se mostro débil e
indefenso, son el origen e inicio de El Intocable.
La
novela comienza días después de la exposición pública del pasado como
espía del erudito renacentista y experto en la obra del pintor barroco francés Nicolas Poussin, el angloirlandés Victor Maskell, curador de la
Pinacoteca de la Reina. Despojado de sus títulos, sometido al escarnio
público, Maskell inicia una especie de memoria vindicativa mediante
entrevistas con una periodista que el encuentra banal y sin gracia, pero
que le sirve para quitarse todas las capas de suciedad y polvo , para
encontrar la verdad, o al menos algo mas cercano a ello (Sutil homenaje a
El Hombre sin atributos de Musil).
El relato transcurre desde los
recuerdos de infancia de Maskell en su Irlanda natal, la prematura
muerte de su madre, el hermano deficiente mental, su formación en
Cambridge, y su entrada a los diferentes grupos estudiantiles marxistas.
Maskell, que se siente un hombre inclinado a la acción, inicia una
carrera de estudioso en la Arquitectura renacentista italiana y en la obra
de Nicolas Poussin, de la cual se vuelve experto. Todo ello, mientras
comienza su relación con los círculos de espías soviéticos, pasando
por los acontecimientos de la guerra civil española y la posterior II
guerra mundial, hasta la guerra fría, donde el desencanto por una idea,
la soviética, casi caduca, deviene a nuestro personaje a dedicarse por
completo a su pasión, la pintura. Es una novela de ritmo lento, llena de
frases geniales, con diálogos, vivaces; hay una sucesión de
cautivantes escenas casi teatrales, sórdidas, e incluso absurdas.
Menudean
las alusiones clásicas; al final, es la voz de un erudito la que
escuchamos. Así, Un fulano tiene “una atractiva cojera a lo Byron”.
Otro “era la viva imagen del viejo Martin Heidegger con un bigote que
parecía un tiznajo”. Una mujer ofrece “una pose a lo Sarah Bernhardt”.
Tambien hay lugar para los sarcasmos: La reina es la "señora W". La Reina
Madre, de la que el protagonista presume de su parentesco, para Maskell, es una mujer
vulgar, que es una "Reina para los Maricas".
Aunque existe la tentación de leerse como un Roman a clef,
no lo es como tal. Así, por ejemplo, la infancia y juventud de Maskell
tiene poca relación con la vida de Anthony Blunt, sino que es una
transcripción de episodios de la vida del poeta anglo irlandés Lois
MacNeice. Tampoco es una novela histórica sobre el grupo de espías de
Cambridge; sin embargo, su base es real, y diversos episodios históricos
sobrevuelan a lo largo de su redacción. Tampoco es una
novela al uso del género de espionaje. Es mucho más que eso. Es verdad
que tras sus páginas encontramos momentos propios de este tipo de relatos: secretos, mensajes
cifrados, reuniones clandestinas e intrusiones inesperadas en
determinados momentos, pero eso es solo una parte del relato.
En
su obra, Banville analiza tópicos muy variados: Desde la imposibilidad
de las relaciones hombre-mujer (Todas las relaciones de pareja descritas
resultan disfuncionales; Maskell, con sus esposa, la relación de sus
padres, las burlas a los matrimonios de los amigos), la sordidez de la guerra, pasando por la
homosexualidad de varios de los personajes y del protagonista, la
banalidad de la política e incluso el espionaje, que lo llevan a
refugiarse en el arte, el cual es un factor definitorio, en particular
el estudio de la obra del pintor barroco francés Nicolas Poussin y de
una obra de la que es propietario, “La muerte de Seneca”. De allí que
abunden en la obra las citas artísticas, su vida de esteta, junto con su
homosexualidad, su búsqueda de jóvenes en los urinarios públicos y
claro, el espionaje.
El texto también puede entenderse como un
naufragio de un grupo de personas con su tiempo y su sociedad, a la cual
pertenecen pero no creen en ella. De allí que el espionaje, la
homosexualidad, las bacanales, (chorros de alcohol y jóvenes de clase
baja, abundan en el relato) y finalmente el arte sean el nexo entre este
grupo de personas, que simplemente, querían un poco de acción en sus
vidas. (A la pregunta de porque lo hizo: Maskell, ya viejo, no puede encontrar razón válida, las que tenía en su momento le parecen hoy banales)
Al final, El Intocable tiene lo que un lector culto puede
esperar de un gran relato. Una buena historia, unos personajes muy bien
definidos (Como el turbulento Boy Bannister, retrato de Guy Burgess, a
quien Blunt ayudo a huir a la URSS en 1951, el más desgraciado de los
espías de Cambridge), una escritura elegante, algo sentimental a ratos, y
una trama que no decae en ningún momento. No se me ocurre elogio mejor a
este libro.
Texto publicado el 26 de Julio en mi Facebook
La imagen es tomada de internet, a título informativo.
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