UNA LECTURA DE LAS KILLER GRINGO DE JAROL FERREIRA
Mi primera impresión de la lectura de Las Killer Gringo de Jarol Ferreira Acosta, fue de perplejidad. Aunque la describen como novela, me pareció una colección de relatos unidos por un hilo argumental, una narradora innominada. El universo que describe me resonaba extraño, y poco conocido para mí; en la medida que fui avanzando me pude hacer una idea de la intención del autor, y su esfuerzo para mostrar una realidad que, si bien no tiene un lugar geográfico exacto, puedes identificar como ubicado en algún lugar del Caribe. De allí que la primera observación que haga al lector, es que tenga paciencia con la lectura: el rompecabezas se va armando a medida que se avanza en las páginas. Y me parece que al final si es una novela, una novela coral llena de ambición.
En el inicio del texto, parece introducirnos a una indagación al turismo sexual y narcótico en la Costa Colombiana, el cual ha sido poco manejado en la literatura colombiana; de los pocos que han pasado por el tema, John Jairo Junieles en su novela El hombre que amaba de Marlon Brando, y muy de pasada: El protagonista es abandonado por una novia que se va con un extranjero con pinta de surfista. Sin embargo, a lo largo de los quince relatos, el tema se desvía y se concentra en un grupo de mujeres que buscan extranjeros y hombres mayores adinerados para vivir su fiesta, y a la vez sobrevivir en un entorno brutal y deprimente, que al parecer no brinda mayores oportunidades de progreso y avance social. En ese sentido, el autor es concienzudo en describir el ambiente sórdido en el que viven: pobreza, violencia, familias rotas, abandono, asesinato, amenazas de desahucio; los protagonistas viven al día y en las noches viven una rumba de sexo, violencia gratuita, alcohol, drogas y música electrónica, en una mezcla de negocio y evasión.
Como señale, el tema se desvía; sin embargo, las Killer sueñan con un extranjero o un golpe de suerte que les ayude a escapar de esa realidad brutal; sin embargo, el desengaño cunde y como relata la narradora al final “por ahora te dejo, debo llenar bases de datos.” (página 102)La fiesta ha terminado y la realidad se impone.
Es un texto que carece de referencias físicas e incluso temporales. Como dije mas arriba, puede ser cualquier lugar de la costa colombiana, en un periodo de tiempo indeterminado. Además, la carencia de referencias musicales, concentra el relato en el uso del lenguaje, que es usado con un gran vigor y desenfado. Los personajes son descritos con pocas palabras una jerga muy juvenil:
“Julio era un pelao de la calle, no era un gamín, pero era callejero, pendenciero, no quería estudiar, era vago, era cacorro, era coleto, periquero” (página 83)
“Gabriel Duque, alias la duquesa (…) Porque tiene plata el hijueputa. Y es bonito, se parece a Timothée Chalamet, aunque hasta es más lindo” (página 61)
Los relatos son lineales en su construcción, con personajes protagonistas en unos, secundarios en otros, unidos por una narradora sin nombre que cuenta las historias de los de los diferentes personajes, con ecos de Rosario Tijeras de Jorge Franco, Opio en las nubes de Rafael Chaparro Madiedo y trabajos de Andrés Caicedo y en menor medida Efraín Medina Reyes. Si el autor quiso captar el sin sentido de la vida de unos jóvenes sin futuro, a la espera de un milagro que los redima que sus vidas, lo logró de manera acertada.
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Las Killer Gringo, Jarol Ferreira Acosta. Fondo Mixto para la promoción de la cultura y las artes de La Guajira. 2021
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Jarol Ferreira Acosta (Villanueva, Guajira, 1975) Escritor, artista plástico visual. Columnista del Diario El Pilón (2006-2015). Su trabajo visual ha sido exhibido Bogotá, Cartagena, Valledupar y Riohacha. Autor del poemario Las piedras (2009). Las Killer Gringo (2021) es su primera novela.
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