CINCUENTA AÑOS DE UNA HISTORIA DE AMOR
Cuando se ve la lista que hizo el
American Film Institute en el 2002, de las 100 grandes historias románticas, la
película de la que vamos a hablar ocupa el noveno lugar. Delante hay títulos
distinguidos que son clásicos del cine, y toca reconocer que artísticamente son mejores. ¿Quién discute por ejemplo que Casablanca o la espléndida Lo
que el Viento se llevó son obras que deben figurar entre las mejores? Además,
para ser honesto, esta película donde hay solo 4 personajes importantes, poco
tiene para competir en ambición con West Side Story, Dr Zhivago,
o el detallado guión del clásico de Navidad ¿No es la vida maravillosa? (Its a wonderful life). A regañadientes puedo
admitir que Primavera Romana (Roman Holiday) y quizás Nuestros años
felices (The way we were) son superiores a ella. Esta película de
pocos recursos se cuela por la simplicidad y belleza de su historia, y nos
recuerda que menos, es más. En un terreno muy personal, la casi desnuda
historia que se relata es superada también por Algo para recordar (An
affair to remember) y la razón es simple: Cary Grant y Deborah Kerr,
cuarentones, arrollan como pareja romántica a unos jóvenes Ryan O´Neal y Ali
McGraw. Nada mal en cualquier caso. Ya
se habrán dado cuenta que estoy hablando de Love Story, que este año
cumple 50 años de haber sido lanzada.
La historia, basada en una novela
del profesor de griego Erich Segal, es bien conocida. Un joven universitario de
clase de alta de Harvard Oliver Barrett IV (Ryan O´Neal) conoce a Jenny Cavilleri (Ali McGraw) una guapa muchacha de clase
trabajadora de origen italiano, que estudia música, cuyo sueño es ir a París.
Pese a la diferencia de clase, entre los dos se desarrolla una historia de amor
que comienza a tener dificultades. Aunque Oliver es adinerado, es su despótico
padre (un Ray Milland ya reducido a papeles menores en el cine) el que tiene el
control de su vida. Desaprueba la relación con Jenny, y ante la insistencia de
Oliver en continuar con Jenny, lo priva de ayuda económica. Eso no desalienta a
Oliver, que se casa con Jenny, quien comienza a trabajar para mantenerlos,
mientras Oliver termina sus estudios de derecho. Oliver es uno de los mejores
de su promoción y tiene un futuro promisorio, por lo que deciden tener un hijo.
Sin embargo, Jenny tiene mala salud, y el medico le revela a Oliver que Jenny
esta muy enferma y con el tiempo contado. Necesitado, acude donde su padre, que sabe que se ha graduado
con honores y le pide dinero. Este le pregunta que si lo necesita por “Tener a
una chica en problemas” (Es importante señalar Oliver y Jenny se han casado
frente a testigos, al estilo libre de los años 70, pero no están casados
legalmente). Oliver responde simplemente que si: Quiere ese dinero para llevar a Jenny a
París. El padre le da el dinero, pero Jenny esta muy enferma, y organiza su
funeral. Le dice a su padre que no llore frente a Oliver. Al morir ella, el
padre de Jenny (el actor John Marley, el productor de Hollywood al que le
colocan la cabeza de su caballo favorito en la cama en El Padrino) le dice: “quisiera
no haberle prometido que no iba llorar frente a tí”. La película termina con el encuentro de
Oliver y su padre en la puerta del hospital. Oliver III se ha enterado de la
enfermedad de Jenny, y le pide perdón a su hijo, con un “lo siento”. Oliver
responde: “Amar es no tener que decir nunca lo siento”, una frase dicha por Jenny en una discusión anterior con él.
Ryan O´Neal y Ali McGraw
Estamos pues frente a una obra que
reúne todos los elementos del melodrama clásico: Un amor juvenil, las coincidencias, la aparición de la muerte como factor trágico, la pasión de carácter
sexual entre dos jóvenes de diferentes orígenes sociales (además de la dicotomía
Rico/pobre, Oliver es un WASP de la Nueva Inglaterra y Jenny una muchacha
italiana de clase trabajadora de Nueva
York), las dificultades de la
vida de casados, las relaciones entre padres e hijos, las diferencias
generacionales, las necedades paternas, e incluso las diferentes
personalidades (Oliver es mas bien reservado, Jenny es extrovertida).
Lanzada a finales de 1970, la
película fue un éxito instantáneo. Costó alrededor de 2.0 millones de dólares y
recaudó cerca de 140.
En cierto modo, “Love Story” llegó en un momento donde Estados Unidos enfrentaba un creciente desencanto como
sociedad; la Guerra de Vietnam, la lucha por los derechos civiles, la creciente
influencia de las drogas en la sociedad, no parecían anunciar que la sensiblera
historia tenía futuro. Sin embargo, quizá por el cansancio de una sociedad,
resulto ser un producto muy bien recibido, pese a las críticas de los expertos
que vieron los recursos manipulatorios usados en el relato: “No me compran tan barato",
dijo el escritor Harlan Ellison, en ese momento un crítico de cine, al comentar
la película. "Y tampoco lo son mis lágrimas"- añadió.
Love Story fue escrita primero como
guión y poco después publicada como novela por su autor, Erich Segal (1937-2010)
un profesor universitario de griego con
algunas incursiones en el cine (es uno de los guionistas de Submarino amarillo,
la película de los Beatles); el libro se convirtió en la obra de ficción más
vendida el mismo año, la primera vez que la novelización de una película llegó a las listas de
bestseller del New York Times, durando 41 semanas. Las críticas contra su
libro fueron feroces: Segal fue acusado de hacer “literatura de efecto, con trucos baratos para conmover a la audiencia”. Al final la discusión se zanjó de forma salomónica: Hubo quienes se conmovieron hasta las lágrimas (la gran mayoría
de hecho) y aquellos que pensaron que era cursi, manipulador y sentimental (la minoría
culta) y no representaba a la civilización.
Al final, la civilización sobrevivió.
También Love Story, dirigida por
Arthur Hiller (¿Arthur que?) un canadiense director de comedias en cine y televisión,
cuyo trabajo ha quedado completamente opacado por Love Story. También lo
hizo el tema musical "Love Story"; creado por Francis Lai, se
convirtió en una pieza favorita de música de ascensor, en versiones de Ferrante
& Teicher, Mantovani y Andy Williams.
No puedo dejar de lado a los
protagonistas. Alí McGraw (1939-) se volvió
un icono romántico de los años 70. Su carrera tuvo muchos altibajos e
interrupciones. Fuera de Love Story, hizo la versión original de La fuga (The
getaway) junto con Steve McQueen, con él que estuvo casada, en 1972, y poco más.
En 1985 fue protagonista de la miniserie de televisión Vientos de guerra, y a
partir de ese momento, se dedico a la defensa y el trato ético de los animales.
Ryan O´Neal (1941-) tampoco tuvo una
carrera destacada mas allá de Love Story. Tuvo sin embargo, momentos brillantes:
Trabajo con Stanley Kubrick en Barry Lyndon (1975) o con Peter Bogdanovich
en Paper Moon (1974) junta a su hija Tatum O´Neal. Sin embargo, a partir
de los años 80 su carrera entro en franco declive y solo volvió a la prensa por
su relación con la actriz Farrah Fawcett. O´Neal sigue trabajando en pequeños
papeles en la televisión y el cable.
Quien tuvo un debut sin tanto ruido
en Love Story fue el actor Al Gore……. Perdón, Tommy Lee Jones, como el
compañero de cuarto de Oliver en Harvard.
Jones fue compañero del exvicepresidente Gore en la Universidad, unos
pocos años antes.
Se cuenta (no pude verificarlo) que
los estudiantes de Harvard muestran “Love story” como parte de la semana
de orientación al entrar a la universidad. Se ríen, lloran, e imitan la película
a la manera de “Rocky Horry picture show”. Están en su derecho, Harvard
es el escenario de la película, y también la inspiración para los personajes.
En Harvard abundan los Oliver ricos, pero también las Jenny, que logran llegar allí
por sus méritos.
Imagen tomada de: https://www.antena3.com/
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