DE GRADOS Y CORONAVIRUS

La noticia salió en Caracol Televisión y al poco tiempo era viral en las redes sociales. Ante el riesgo que representa el coronavirus, la Universidad del Norte, había cancelado la ceremonia de graduación del 13 de marzo, y reemplazado por una ceremonia virtual. Un grupo de graduandas expresaba su frustración por el hecho, en medio de lágrimas, indicando que tenían una serie de eventos preparados, y que la ilusión de sus padres de verlas graduadas había quedado rota. El vídeo se hizo viral, y las muchachas fueron vilipendiadas en las redes sociales, hasta extremos crueles.

He tenido sentimientos ambiguos con las ceremonias. Las de grado me parecen de las peores. Me aburre ese desfile de graduandos, esperando por sus 15 segundos de fama, los discursos tópicos acerca del futuro que se aproxima, el recuerdo de lo que se deja atrás. Por eso quizás, a algunas no he ido. Fui a la de bachiller, quizás porque no tenía las dudas que me surgieron después. Mi padre que estaba en Estados Unidos, vino y nos pusimos saco y corbata. A mi grado universitario, no fuí. Preferí oír una conferencia de Antanas Mockus. Mi madre y mi hermana si asistieron, y mi madre, muy oronda, cuando me llamaron, se levantó y recogió el diploma. Cuando mi hija se graduó de primaria, vino mi suegra, y solo había dos puestos. Le cedí encantado el puesto, pero fui a la ceremonia y la grabé desde el gallinero.  Al final, con los años, descubrí que lo solemne lo es lo mío.

Viendo el vídeo de las muchachas, pensé lo quizás muchos pensaron: “No es para tanto”, y quizás muchos coincidirán conmigo, que hay algo infantil, ridículo, frívolo y excesivo en esa reacción de las muchachas. Al fin y al cabo, existe una situación de pandemia que limita las reuniones en grupo, y pueden ser necesarias las medidas tomadas para evitar inconvenientes futuros. Leyendo las críticas en las redes, lo que menos vi fue ese punto de vista. El vilipendio a esas muchachas fue general.


Un pequeño recorrido por los comentarios en redes sociales como Twitter y You Tube, muestran una gran variedad de reacciones: “La estupidez de los colombianos” (Sin comentarios); “La estupidez de los costeños” “Costeños con la cabeza llena de mierda y espuma de carnaval” “Así son los costeños, faranduleros” “Claro si es que a un costeño le cuesta graduarse”  (Proverbial fama que tenemos los nacidos en la costa) “Eso define a la gente de Barranquilla” (Imagino que sí, pero es una generalización temeraria.  ¿Serán así Silvia Tcherassi o Shakira?) “Se parece al show del gobierno para distraer” (Nunca falta acusar al sospechoso de siempre de todo lo que ocurre) “Sociedad con el cerebro vacío” (¿Sabe que de pronto es así?)  “Es que el conocimiento adquirido es lo importante” (Un poco obvio, pero es verdad) “Premio al patético del año” “No sabia que en la Norte había carrera de actuación” (Actuar no es malo, me parece).

Puedo seguir, pero solo sería para causar risa o indignación. No diría nada nuevo. Todas las reacciones pueden resumirse en varias líneas: Los prejuicios (contra los costeños y las mujeres), las generalizaciones temerarias, la aparente frivolidad de hoy, y el sesgo cognitivo: La acusación al gobierno, a las clases dirigentes, o a las personas con algún grado de influencia, son una manera de demostrar que SIEMPRE tenemos la razon en nuestro hermoso y verdadero punto de vista. La gran mayoría, critica por criticar, un tema que le es en esencia ajeno. Dichas críticas muestran la sociedad de hoy. Pero la inmensa mayoría, olvida una cosa: QUE LAS FORMAS IMPORTAN. Mas de lo que recordamos.

Hoy se repite siempre que el fondo es mas importante que la forma. "Lo importante es ser, no parecer" Que hay que avanzar en el proceso de paz -por decir algún tema- que preocuparnos en discutir si aquí hubo conflicto armado o terrorismo. Yo soy de los que piensa así, importa más el fondo. Las formas en multitud de ocasiones han ocultado que no hay nada detrás, y han servido para discriminar y oprimir pueblos.

Pero la realidad es que son necesarias. Los modales, los uniformes, el protocolo revisten de solemnidad lo importante, y son hitos en la vida de las personas. El Papa no seria el Papa, si no se vistiera de una forma que ha tomado siglos crear. Una posesión presidencial puede hacerse muy sencilla: Llegar el presidente, jurar su cargo y despedir al saliente. No es necesaria toda la parafernalia en la Plaza de Bolívar. Pero hay que anunciarlos, para que la gente sepa. Al presidente de Burundi no le interesa si el presidente es Santos o Duque, solo quiere el presidente. Y ser recibido como presidente. No con un estrechón de manos, su cultura es diferente. Al final, el protocolo, como toda forma es también una manera de comunicarnos. Como toda forma.

En el caso de las muchachas, quizá yo encuentre excesiva y ridícula la reacción. Al final y al cabo los años me han dado una visión diferente de ciertos eventos. Se que me gradué; se que mi hija se graduó. Se que mi familia lo supo. Algunos colegas lo saben. No me gustan las fiestas, no me gustan las fotos. Pero para algunos, como esas muchachas, el acto tenía un valor diferente. Quizás como dijo alguno en sus comentarios, para ellas “es importante la selfie y el Instagram”. Puede ser. Quiza sea banal la reacción, las lagrimas. Pero nacen del interior de ellas, expresan su frustracion. Dice mucho de ellas, tal vez. Pero al final, las críticas dicen mas de nosotros, que de las muchachas. Al leerlas, no es difícil concluir que somos mucho peor como sociedad de lo que creemos. ¿O quizás estoy generalizando?

Imagen tomada de www.publimetro.co

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