EL TEFLÓN DE DONALD TRUMP
Creo no equivocarme cuando digo que, para una persona sensata, y con
algo de conocimiento del mundo, debe ser muy difícil aceptar que una persona como
Donald Trump dirija de manera tan despectiva, la nación más poderosa del
planeta. Deslenguado, carente de tacto, imprudente, mentiroso, manipulador representa
muchos de los peores valores que se esperan de un político. Acaba de ser el
tercer presidente americano sometido a un juicio político, y ha resultado
absuelto en un episodio que ha sacado a flote muchos de los peores aspectos de
la política en general y la norteamericana en particular. Absuelto, ha comenzado
su campaña política acusando a los demócratas de haberle hecho pasar un
infierno de forma injusta, ataque que sus bases aplauden entusiasmadas. Tiene piel de teflón, parece inmune a cualquier
acusación que se le haga. De hecho, siempre ha sido consciente de ello: durante
la campaña dijo que siempre gana. Hasta el momento, no ha perdido una. Su exoneración
en el senado representa su más reciente victoria política.
La lista de agresiones, intemperancias verbales comenzaron con su
campaña, y han continuado hasta hoy: Dijo que los mexicanos solo enviaban a EE
UU ladrones y violadores, se burló de gente con discapacidad, atropelló a una
familia musulmana cuyo hijo murió al servicio de los Estados Unidos, y alardeó
en un viejo vídeo, que, por ser una celebridad, podía tocar las partes íntimas de
las mujeres sin que nada le sucediera. Electo gracias al Colegio electoral, se
dice que tuvo un affaire con una actriz porno, que había cometido posibles violaciones a
la ley electoral por disfrazar de como pagos de campaña, los dineros para
encubrir el escándalo. Un fiscal federal lo investigó por la injerencia de lo
que se llamó “la trama rusa”, sin ninguna consecuencia para él, pese a que
otros han terminado en la cárcel por ello.
El mismo Trump sabe que tiene piel de teflón. Cuando inicio su campaña en
el 2016 afirmó que “yo podría pararme en el medio de la Quinta Avenida y
dispararle a alguien y no perdería electores”. Después de 4 años de groserías,
patanerías y caos en el gobierno, el elefante naranja sigue ahí. De hecho, se
prepara para buscar 4 años más de gobierno.
Arranca bien: La economía goza de buena salud, sus índices de
popularidad se mantienen alrededor del 45 %, existe un pleno empleo, y pese a lo caótico
de su política exterior, ha logrado renegociar el Tratado de Libre comercio con
México, lograr acuerdos con China en temas económicos, contener a dos poderes
nucleares como Corea de Norte o Irán alejado de una manera política tradicional, e
incluso, reducir la presencia militar de EE. UU. en Siria, Afganistán e Iraq. Incluso,
hacer partes del muro con México, y lo que es peor aún, forzar a su vecino a adoptar
una política inmigratoria similar a la suya.
Va encaminado a la campaña electoral de 2020 con números superiores a
los que registró Barack Obama en el 2012. Para el, además, soplan buenos
vientos: El partido republicano se ha entregado a él, y la campaña demócrata esta
sumida en una lucha entre radicales y moderados, que se anuncia bastante feroz.
Ello sin contar que ha logrado despojar a los demócratas de algunos de los
postulados tradicionales de ese partido: el proteccionismo, la defensa de la
industria americana y los puestos de trabajo, sumiéndolos en una gran confusión. Al final,
ha sido hábil en socavar las bases del partido demócrata, llevándolas
hacia él.
Va a ser muy difícil detener a Donald Trump. Tiene un base de seguidores
que le son fieles, y que creen a pie juntillas lo que dice. Los analistas
denuncian su carácter errático, lo peligroso y temerario de sus decisiones, las
heridas que ha causado entre sus aliados su política exterior, pero nada de
eso, parece hacerle mella. Al fin y al cabo, la gente no le interesa que le
digan la verdad. Al final solo creen lo que están dispuestos a creer, por
encima de la realidad o las contradicciones que se presentan. Al final, eso
pasa en todos lados. En Colombia tenemos casos parecidos; para muestra, las
redes sociales. Podemos celebrar el acto de Nancy Pelosi rompiendo el discurso
del presidente como un punto ético, pero la realidad, es que Donald Trump esta
al mando, no por honesto, o capaz, sino por el hecho que le dice, y hace lo que cree que la mayoría espera. No importa lo que se lleve por delante.
Imagen tomada de www,elpais.com
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