Lecturas Vagas No 1: Máscaras, de Leonardo Padura

Antes de escribir esto, me leí dos reseñas sobre el libro de Leonardo Padura, las cuales además de ser muy eruditas, me resultaron indigestas, pero debo reconocer que algo de lo que  se escribió me fue útil para el texto.

El libro llego a mis manos gracias al escritor John Better Armella, quien me lo despacho de manera muy expedita: Es una novela policíaca, sobre el asesinato de un travesti, y es bonita, se deja leer.  Debo confesar que su juicio, que valoro, hizo que la novela estuviera en el congelador varios meses. Pero este fin de semana, termine lo que tenía a la mano, y revisando mi biblioteca, encontré el libro y comencé a leerlo. Para empezar, me parece que el juicio de John se queda corto. Tiene los elementos propios de la novela policíaca (Un asesinato, un investigador, delatores, un motivo desconocido) pero tiene elementos de la novela negra americana (los ambientes, el contexto social) pero no deja de ser un retrato de una época y unos tiempos específicos. 

Según señala la edición, la obra forma parte de una tetralogía titulada Las Cuatro estaciones y Máscaras es la tercera, corresponde al Verano.

El protagonista de la obra, el detective Mario Conde, es un policía con pretensiones literarias, muy dado a la introspección. Se encuentra suspendido de su trabajo, por una pelea con un compañero, y es llamado por su jefe, quien se encuentra bajo investigación por asuntos internos, para investigar el asesinato de un joven travesti en el Bosque, vestido como Electra Garrigo, personaje de una obra de teatro de Virgilio Piñera, el 6 de Agosto de 1.989. Día de la transfiguración del Señor.


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Conde, un "macho estalinista" por la investigación, se ve inmerso en el mundo homosexual y travesti cubano, mientras investiga el asesinato,  y su guía es el director de teatro Alberto Marques, quien pese a la inicial repulsa del policía frente a este “homosexual de vasta experiencia depredadora, apático político y desviado ideológico, ser conflictivo y provocador, extranjerizante, hermético, culterano, posible consumidor de marihuana y otras drogas, protector de maricones descarriados, hombre de dudosa filiación filosófica, lleno de prejuicios pequeñoburgueses y clasistas, anotados y clasificados con la indudable ayuda de un moscovita manual de técnicas y procedimientos del realismo socialista…” (Máscaras, Pagina 41)  es clave para la resolución del caso.

En sus algo menos de 250 paginas, Padura rinde homenaje a varios autores, los cuales reconoce en una nota final. El mas importante es Virgilio Piñera,  de quien Alberto Marques tiene muchas similitudes no solo espirituales o vitales sino físicas: Como Virgilio,  Marques es Delgado,  magro, casi esquelético, con unas manos largas y huesudas, y una obsesión por los negros de muelle, amen que tiene una pelea cazada con otro famoso homosexual llamado Ofelio  (Que no deja de ser un retrato de José Lezama Lima)

Pero también hay homenajes mas sutiles, mas allá del personaje de Electra Garrigo, sino a la poetica de Piñera en frases como esta:
y el mar, tan apacible, allá en el fondo, marcando la línea de tantos sueños, destinos y engaños”
“en fin allí estaba el mar”
Que recuerdan al famoso poema de Virgilio, titulado La Isla en peso, con “ la maldita circunstancia del agua por todas partes”

Es curiosa la relación de muchos autores cubanos con el mar: Cárcel y liberación, en Reinaldo Arenas, en Otra vez el mar.  En Nuestros años verde olivo,  Roberto Ampuero, descubre que no ha huido a la libertad del Chile de Pinochet, a una Cuba corrupta que es una cárcel de la cual solo desea huir.  O en el caso de Padura, un lugar donde se ahogan los sueños.

Otro escritor al que Padura rinde homenaje es Severo Sarduy. Como Virgilio, homosexual,  muchas de las explicaciones de Marques, son tomadas del texto de Severo Sarduy titulado la simulación, amen que las descripciones de Paris de 1969, corresponden a varios textos de este autor.

Hay otro personaje, el delator en París parece ser tomado de Roberto Fernandez Retamar, poeta de valía, comisario cultural de siniestra memoria.

Puede reconocerse también la deuda de Padura con Abilio Estévez. El Bosque donde  vive Marques, no deja de recordar a la obra Tuyo es el Reino de este autor.

Hay, obviamente, referencias a la novela negra norteamericana, en particular Dashiell Hammett. Padura retrata con desesperación e ironía la opresiva sociedad cubana. (Y no hay que ser muy perspicaz para entender que los policías de asuntos internos son una paráfrasis de los comités de defensa de la revolución, CDR), del cual junto con el calor ese verano, parece oprimir a los personajes. También hay críticas veladas a aquellos que se montaron en el carro de la revolución,  criticas muy fuertes a la represión de los homosexuales, y a toda aquella literatura, del realismo socialista que inundo la revolución en los 60 y 70, todo en nombre del hombre nuevo bajo el socialismo.

Una coda final: La novela esta muy bien escrita, su estructura policíaca es muy lograda, y para alguien informado en chismes de la vida cultural cubana resulta deliciosa; para quien no, la obra es un trabajo muy decoroso, divertida y fácil de leer. Para acercarse a Padura, hay que tener una idea de su propósito al escribir. 

Los textos en los que  me base son



Un tercer texto, ese si no indigesto,

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