LIEBRES Y TOROS
La caza de la Liebre fue durante siglos una de los pasatiempos favoritos de la aristocracia. Multitud de cuadros o relatos retratan a los nobles vestidos de rojo con sus escopetas, en sus caballos y los galgos detrás de una liebre. Muchos de esas manifestaciones artísticas son de gran valor. Detrás de la caza se creó una industria. El desarrollo de esta actividad permitió mediante cruces, obtener un tipo especial de perro apto para esta cacería. Desde el principio se alzaron voces contra esta actividad. La principal razón era que no era caza de subsistencia, sino una actividad recreativa de ricos y poderosos: La carne de liebre –entiendo- no es muy comestible. Y el esfuerzo efectuado, (caballos, perros y armas) no era pagado con las presas obtenidas. Pero la caza pervivió. Hasta que en Siglo XX la pérdida de influencia de la aristocracia, llevo a un aumento de las críticas a este tipo de caza. Las críticas se resumían en una palabra: Crueldad. Crueldad con el animal perseguido